En una liga en la que los recién ascendidos parecen condenados a sufrir lo indecible, uno de ellos vive un momento dulce. El Corellano, más bien un equipo ascensor en los últimos años, se ha convertido con todo el derecho en el equipo revelación de la Tercera navarra tras las primeras jornadas del campeonato. Al cierre de esta edición, el equipo rojillo descansaba en una cómoda sexta posición, con 21 puntos. En agosto, la plantilla estaba diseñada para competir en Primera Autonómica.
Uno de los artífices más importates en esta trayectoria positiva es su entrenador, Víctor Cuartero. Tras dos ascensos en el Cabanillas, el técnico de Mallén fue la opción de la directiva corellana para reintentar el ascenso a Tercera. A él también le pilló de sorpresa que el regreso a la categoría de referencia del fútbol navarro se consiguiese por el llamado efecto cascada, gracias a la Mutilvera. “Cuando llegué, la idea era empezar una nueva etapa desde la Autonómica, pero esto era totalmente inesperado”, recuerda al otro lado del teléfono.
Compromiso y juventud
El entrenador aragonés reconoce que, pese a que la situación invitaba a replantearse la confección de la plantilla, en el club no se volvieron locos. “En otras circunstancias, cualquier equipo técnico o directiva se habría sentado y habría dicho: “Vamos a dar cuatro o cinco bajas y fichamos a otros jugadores para jugar en Tercera”. Pero en nuestro caso la intención fue confiar en quienes ya estaban con nosotros”, explica.
Y vaya si ha funcionado. De aquel equipo que se quedó con sabor amargo mientras el Valtierrano celebraba su ascenso en Las Tejerías en mayo de este año se mantienen unos cuantos nombres. Los Francés, Cestero, Yanguas, Isaac o Armendáriz, entre muchos otros, siguen capitaneando el barco que ha recibido a pocos refuerzos, pero efectivos. “La plantilla es una de las más jóvenes de la categoría y algunos de los ‘veteranos’ apenas rondan la treintena”, señala Cuartero, quien destaca por encima de todo “el compromiso que tuvieron todos pese a que se cambió de categoría y, como consecuencia, de exigencia deportiva en tan solo un día”.
Una grada que disfruta
Para Cuartero, otro de los elementos que está jugando a favor de sus futbolistas es la dinámica positiva adquirida desde el verano. “La pretemporada se nos dio bastante bien y creo que el equipo está enchufado desde entonces”, admite. Ya metidos en barrena, los rojillos se han sabido adaptar a una categoría en la que la igualdad es una nota predominante. “No creo que haya más de cuatro o cinco equipos superiores a los demás”, asegura Cuartero. “Veo a la Peña Sport, el Cirbonero, al Iruña... y tiene un puntito más. Pero los demás equipos estamos parecidos y cualquiera te puede ganar. Por eso veo aún más el mérito de los chicos”, añade.
De su primera experiencia en la Tercera navarra, Cuartero se queda con “la penalización que producen los errores”. “Recuerdo que en otras temporadas, con el Cabanillas, encajábamos un gol y sabíamos con certeza que íbamos a poder darle la vuelta en varias ocasiones. Ahora, si tienes un fallo, lo más normal es que acabe en gol y remontarlo es muchísimo más difícil. La Tercera es una categoría que te exige muchísima más concentración en ese sentido”, dice.
De momento, los resutados acompañan y el público del campo de El Ombatillo disfruta. “Sé que es una grada exigente, porque Corella es un municipio importante, y la verdad es que se ve a la afición aplaudir y animar como nunca. Ojalá que podamos seguir así durante mucho tiempo”, sentencia el técnico.
