Los vecinos afectados por la actividad, los fines de semana, del disco bar Templo Latino de Tudela se volvieron a reunir la semana pasada con varios corporativos de la capital ribera, a instancias de los cuales fue colocado posteriormente un medidor del ruido en el primer piso de uno de los 3 bloques de pisos en el que habitan los afectados. Al parecer, el citado aparato, que permaneció colocado en el piso hasta ayer martes, detectará si el nivel de sonido soportado por los vecinos durante los fines de semana supera lo establecido por la ley. La medida había sido solicitada en varias ocasiones por las 37 familias que han presentado la queja, quienes esperan que se tomen las medidas oportunas para paliar los daños que les viene ocasionando la actividad de este disco bar, que pretenden sea cerrado definitivamente.
Así, tras la petición por parte del actual dueño del local de una ampliación de su horario de apertura con miras a dar cabida en el mismo al público menor de edad de la ciudad, la agrupación de vecinos de esta céntrica calle tudelana se han lanzado a preparar una alegación que será remitida al Consistorio.
