Tudela

Más de la mitad de los mayores de 65 años necesitarán cuidados paliativos al final de sus vidas

Más del 80% de las muertes que se producen cada año en España son en personas mayores de 64 años (el 66,5% en mayores de 74 años) y casi un tercio se debe a patologías cardiocirculatorias. “Estos hechos hacen razonable la estimación de que un 50-60% de las personas que fallecen lo hace tras recorrer una etapa avanzada y terminal con una alta necesidad y demanda asistencial”, asegura Lourdes Rexach Cano, geriatra de la Unidad de Paliativos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

La población geriátrica se caracteriza por tener múltiples enfermedades crónicas y degenerativas (demencia) que les confieren un curso clínico muy variable, con importante incertidumbre en el pronóstico. “Este hecho da lugar a una progresión más rápida de las enfermedades, conlleva dificultades en el diagnóstico de nuevos problemas e interacciones entre los diferentes tratamientos, y complica la provisión de los cuidados al requerirse la participación simultánea de varios equipos asistenciales”, explica Rexach.

Actualmente no todos los pacientes geriátricos con enfermedades avanzadas y progresivas reciben el “tratamiento adecuado”. En este aspecto los profesionales que atienden a personas ancianas en situación de final de la vida “precisan de conocimientos y habilidades tanto del ámbito de la geriatría como de los cuidados paliativos”, advierte la conferenciante. Además, para Rexach resulta fundamental una “valoración geriátrica integral” que permita tratar a los pacientes en función de sus necesidades y no de su pronóstico.

Las enfermedades crónicas progresivas discurren en tres trayectorias distintas. La primera se asocia a los pacientes con tumores sólidos y la segunda es la que presenta enfermedades de órgano como la insuficiencia cardiaca o respiratoria, con independencia en ambos casos de la edad del paciente. La tercera vía hace referencia a los casos que se presentan las personas de mayor edad, con demencia o fragilidad severa, que suelen tener un deterioro lento y progresivo. Esta última es la más frecuente por lo que “el cuidado de estos pacientes representa un reto para los sistemas de salud dado que pueden vivir meses o años en continuo estado de mala salud”.
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