Con un pueblo entero volcado, arropando y dejándose la garganta, fallar es muy complicado. Los jugadores del Ablitense lo sabían y se han conjurado para dar el paso definitivo hacia la Primera Autonómica, consumando su ascenso con una victoria por la mínima ante el Rotxapea y por 2-0 en el global de la eliminatoria. Un tanto de Ángel Falces, que a sus 38 años todavía desbarata defensas gracias a su enorme clase y talento, ha allanado el camino del ascenso para los blanquiazules en la tarde de este sábado.
El Prado calentaba motores desde los prolegómenos del partido, con aficionados abarrotando la grada, sentados, de pie, en familia o con amigos. Todo valía para echar un cable a unos jugadores que también respondieron como se esperaba de ellos. Sobre el césped, los blanquiazules demostraron una gran superioridad futbolística ante un rival que apenas generó peligro en todo el partido. El gol de los locales, además, llegó en el primer cuarto de hora, tirando por la borda las pocas esperanzas de los pamploneses para remontar.
El duelo transcurrió por la senda de la tensión, los curces de la palabras, los empujones, los 'recados' y las entradas a destiempo. También con un ambiente algo caldeado entre las aficiones que tuvo su episodio más triste en plena celebración, cuando se formó una trifulca entre aficionados en mitad del terreno de juego. Gracias a la labor de la Policía Foral, atenta durante todo el partido, el incidente no pasó a mayores.
El Ablitense y sus aficionados siguieron disfrutando de la fiesta. El equipo de Bericat jugará en Autonómica la próxima temporada y continúa así su meteórico crecimiento en el fútbol regional navarro.
