Tarazona

Edu Santas se cita con el Olimpo

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La perenne serenidad de Eduardo Santas Asensio (Tarazona, 1989) se ve interrumpida en leves pero brillantes chispazos al otro lado del teléfono. El joven turiasonense, seis años después de iniciar una fructífera andadura en el ciclismo adaptado, mantiene su tono afable y tranquilo, aunque remarca algunas palabras con tono firme, rotundo. De seguridad, de confianza en sus posibilidades. A sus 26 años, el ciclista está a pocos días de afrontar el mayor reto de su carrera deportiva. Este 31 de agosto parte hacia Río de Janeiro. En Brasil esperan los Juegos Paralímpicos.

Santas será, a partir de que la competición eche a andar el 8 de septiembre, uno de los referentes de la expedición española en tierras cariocas. En la selección de ciclismo, concretamente, nadie tomará parte en más pruebas que él. Su gran cadena de resultados le ha valido partir como baza para el combinado nacional en más frentes que nadie. Primero será el turno de la pista. Persecución individual de 3 kilómetros, la temida y agónica prueba del Kilómetro Contrarreloj y, por último, la Velocidad por equipos, en la que será el segundo en pedalear de tres compañeros. Además, en la modalidad de carretera le espera la prueba en ruta. “No voy a correr la crono de carretera porque hemos pensado que son demasiadas pruebas para una semana. En pista completo el cupo máximo, no puedo competir en más”, explica.

En Palma de Mallorca ha estado ultimando su preparación junto con el resto de compañeros de la selección. Las sensaciones son inmejorables a pocos días que comience la acción. “Me encuentro bien físicamente y estoy rodando más rápido de lo que yo mismo esperaba. Los tiempos que estoy haciendo nos dicen que, sobre todo en las pruebas de pista, tengo opciones de ganar medalla. Es a eso a por lo que voy”, afirma. De nuevo la seguridad en sí mismo.

"Los tiempos en pista nos dicen que tengo opciones de ganar medalla"

"Después de la competición tendré tiempo para disfrutar"

Eduardo Santas

Ciclista paralímpico

Para la prueba en ruta, las expectativas también son altas, aunque es consciente de que el ‘factor suerte’ influye de manera directa, ago que no ocurre en el velódromo. “En ruta tan pronto puedes estar luchando por estar entre los tres primeros como peleando por un puesto en el top ten. Es más complicado pero también voy con opciones de pelear por un buen puesto”, afirma.

El circuito que afrontarán los paralímpicos no tendrá nada que ver con el que se pudo ver en la retransmisión televisiva de la prueba en ruta de los profesionales hace escasas semanas. “Tenemos limitación de porcentajes de subida y kilometrajes según la discapacidad y no subiremos Vista Chinese, que hizo aquel circuito durísimo. El nuestro es más llano, pasa por tramos donde los profesionales hicieron la crono y tiene algún que otro repecho”, explica el turiasonense.

La trayectoria de Edu Santas ha dado un salto cualitativo en los últimos tres años. En ese ciclo, el turiasonense ha acumulado un palmarés de vértigo con medallas en Campeonatos del Mundo, Copa del Mundo y Campeonatos de España, tanto en pista como en carretera.

Primero competir

Además del hambre deportivo, los Juegos de Río supondrán para Santas un hito en lo personal. “Todo el mundo me dice que vives sensaciones únicas, que la villa olímpica es otro mundo... eso está muy bien, pero tengo claro que primero es la competición. Ni siquiera estaré en la ceremonia inaugural. Cuando termine, ya tendré tiempo de disfrutar los últimos días de Juegos”, dice.

Una preparación con susto en forma de caída

Aunque el estado de forma de Eduardo Santas responde a los cálculos e incluso supera la expectativas, lo cierto es que la preparación más inmediata del joven ciclista turiasonense a punto estuvo de irse al traste hace mes y medio en Bilbao.

En una prueba de la Copa del Mundo, Santas rodaba con el grupo cabecero por las calles de la villa vizcaína cuando, de repente, y en una acción que resultó de lo más extraña, la rueda delantera se le quedó clavada y salió disparado dando con sus huesos en el suelo. El susto resultó mayúsculo, sobre en los instantes inmediatamente posteriores al golpe. “Al principio me asusté por el gemelo. Me había hecho daño y me temí que fuera una rotura de fibras, una lesión en la que los tiempos de recuperación no me habrían permitido estar en los Juegos”, rememora.

Lo que no le dolía en esos momentos de nervios e incertidumbre era la muñeca, que sí había resultado dañada. “Cuando se enfrió, empecé a notar dolor y en el hospital se confirmó que había sufrido una rotura de escafoides en la mano izquierda”, relata. A partir de ahí, los médicos le colocaron una férula de inmovilización y se vio obligado a descansar una semana y a reiniciar de manera suave sus entrenamientos.

Por suerte, ese pequeño parón no lo ha notado, quizás porque las ganas de competir en Río de Janeiro han sido tan fuertes que ni siquiera llegó a dudar de su participación en la cita olímpica. “Los médicos, el seleccionador, mi familia... estaban preocupados por si no llegaba, pero yo tenía claro que iba a estar, era optimista y aunque hubiera tenido que entrenar solo en rodillo, yo iba a estar en Río”, señala. Todo un ejemplo de tenacidad.