La exposición ‘Living Paint’ reúne más de 50 obras que hacen un recorrido por las distintas etapas de la vida pictórica de Albert Sesma. Algunos de los cuadros que se mostrarán hace casi 20 años que no salen a la luz.
Albert Sesma se define como un pintor interdisciplinar que realiza todo tipo de temáticas y técnicas, por lo que es complejo encasillarle en un movimiento o en una paleta concreta.
La inauguración de la muestra tendrá lugar este jueves, 29 de febrero, a las 19:00 h. en la Casa del Almirante. La exposición, que se podrá disfrutar hasta el 1 de abril, tendrá el siguiente horario de visita: de martes a sábados de 10:30 a 13:30 y de 17:30 a 20:30 h. y domingos y festivos de 10:30 a 13:30 h. La entrada es gratuita.
Albert Sesma
Albert Sesma (París, 1976) crece en una familia unida y humilde de la ciudad de Corella. Sus padres le ayudan a que la creatividad sea parte de su vida.
Estudia Bellas Artes en Bilbao y hace un doctorado en pintura. Su primera pintura gira en torno al cubismo, siguiendo un plan de trabajo metódico y exigente de investigación.
La llegada a su vida de Antonio López marcó su desarrollo artístico. Le abrió a Albert otra dirección en cuanto a la pintura y desarrolló su instinto por plasmar las atmósferas, los olores de las ciudades, a las que a veces odia. "Tras el maestro. La atmósfera mueve fronteras y abre la pintura de Albert al mundo".
Sus tres bellezas Yannick, Darek e Indira, sus hijos, le dan fuerza para seguir creando. Su trabajo constante no le define como "artista" sino, como él dice, "currante del arte".
La obra que nos presenta de "figura" es muy personal. Solo sus seres queridos forman parte de esas obras. Óleos llenos de textura en las carnes y de matices que, a veces, hacen recordar la pincelada de Lucian Freud, a quien Albert sigue con entusiasmo. Persigue sus texturas y sus pieles y gracias a ello sabe bien que queda mucho por aprender.
En esta muestra de Albert Sesma se observa la disciplina y el trabajo de alguien que no se cierra a un movimiento o a una temática. Gerhard Richter decía que el buen pintor es aquel que sabe hacer desde una abstracción a un retrato, rescatando el alma de cada cosa, en su debido momento.
