La Primera Comunión es un momento muy importante en la vida de un niño católico, y como indica el párroco de Cabanillas, Javier Martínez, este sacramento se puede explicar desde dos vertientes fundamentales: la teológica y la antropológica.
Desde el punto de vista teológico hay que decir que el creyente “en la Primera Comunión participa plenamente de la vida de Cristo, se alimenta de la vida de éste, come su carne y bebe su vino, y hasta entonces no participa plenamente”. Por su parte, la lectura antropológica parte de la base de que “todas las culturas de la Tierra celebran la infancia. Y la Primera Comunión es el momento elegido para celebrar la infancia en la cultura cristiana. Se ha buscado la edad de la discreción, en la que el niño es capaz de distinguir entre el pan como sustancia que alimenta al cuerpo y ese pan como el cuerpo de Cristo, en la Comunión”, argumenta el sacerdote.
Es tradición que los niños tomen su Primera Comunión vestidos con los trajes tradicionales: para ellos el de marinero o almirante, y para ellas el típico vestido largo en tono claro.
Como explica Merche Arcega, desde la tienda Popes, “las niñas pueden elegir entre los modelos más clásicos y de siempre, con cuerpos de nido de abeja, faldas con lorzas y cuellos redondos, y entre los diseños más modernos, con faldas más rectas y capeadas, y sin hombros”. En cuanto a colores, el que más se lleva “es el blanco roto”.
Los tejidos de estos vestidos, según indica J.Antonio Lasheras, de la casa Tules, son las sedas naturales, la organza y el organdí suizo, cien por cien algodón. Y los que más se venden, desde su experiencia, son “los clásicos, con lorzas, cuellos de bebé o a caja, aunque siempre se vende alguno más innovador en el diseño y de fantasía. Estos tienen escote barco o cuello vuelto, volantes en las faldas...son vestidos que hacen a las niñas novias en pequeño, pero aún así siempre tienen su público. Nosotros ofrecemos entre las dos tendencias un muestrario de unos 90 modelos. Una vez que se elige uno, lo hacemos a medida”, indica Lasheras.
