El tudelano Ignacio Ramírez “el pichorradicas” abrió oficialmente la VIII Fiesta de la Cereza de Milagro. Unos días antes, había sido designado pregonero por el Ayuntamiento ribero por su vinculación con la villa de las cerezas, de las que elogió sus buenas propiedades como alimento e ingrediente culinario. Su intervención dio paso a las condecoraciones. En esta ocasión, las insignias de oro de “Cereza de Milagro” fueron a parar al restaurador Juan Miguel Sola, de La Manduca de Azagra (Madrid), el propio Ramírez, el crítico gastronómico Rafael García Santos, de la Guía Lo Mejor de la Gastronomía, y a Luis Campoy, consejero de Educación del Ejecutivo Foral. Los racimos de plata estaban reservados para los 5 restaurantes de la localidad ribera.
El resto de la jornada, los visitantes recorrieron los 180 puestos que, extendidos a lo largo de casi un kilómetro, compusieron la feria de alimentación, artesanía y textil. Destacó por su amplia y variada oferta de productos. Por la tarde, las notas de la charanga y la presentación de la Escuela de Jotas de Milagro cerraron una jornada en la que se vendieron unos 20.000 kilos de cereza y se obsequió a los asistentes con otras tantas tarrinas de 200g. El V Certamen de Postre se fue para Pamplona, de la mano de Begoña Salvatierra, elegida entre un total de 11 participantes.
