Tarazona

Un mismo camino y muchas historias tras los peregrinos

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“Nunca pido nada, sólo le doy gracias”

La conmemoración del V Centenario del Nacimiento de San Francisco de Javier no ha llamado especialmente la atención a los peregrinos de la Ribera que, un año más, han participado en esta entrañable peregrinación navarra que se remonta a 1940. Así, movidos por la tradición, en unos casos, por la devoción, en otros, y por las ganas de compartir experiencias, en todos, lo cierto es que sólo quienes realizan el camino a pie pueden entender el gusanillo que sienten los caminantes cuando se aproximan estas fechas. De ello dan fe los protagonistas. “Empezamos a hacer la Javierada hace 30 años 3 ó 4 personas y ya vamos más de 200”, dijo José Antonio Alonso, portavoz del grupo de peregrinos de Cascante, que un año más fue la cuadrilla más numerosa. “Durante unos años se perdió el sentido religioso de la Javierada y dejamos de hacerla, hasta que de nuevo retomamos el asunto”, agregó.

20 personas de Fontellas, 50 de la Parroquia de San Jorge deTudela, 120 de Murchante..., así hasta 2.000 riberos que han participado en la primera Javierada de 2006, los de Cintruénigo, Ribaforada y Fitero volvieron a ser los más madrugadores. Cabe destacar que la cifra ha duplicado en número de peregrinos a la del año anterior, pese a haberse registrado una climatología tremendamente adversa para los peregrinos.

Uno de los puntos de mayor concentración volvió a ser la Ermita del Yugo, en Arguedas, donde confluyeron en la primera jornada de la peregrinación los caminantes de toda la zona de Tudela. Los almuerzos a base de panceta, chistorra y vino, el buen ambiente y un inmejorable clima de convivencia marcaron este y el resto de momentos de la celebración, que constituyen la cara amable de la peregrinación navarra.

La importancia de los grupos de apoyo

La de 2006 ha sido la 7ª Javierada como peregrina para la alcaldesa de Cascante, Angelines Ochoa. No obstante la primera edil ribera comenzó su trayecto a la altura de la Virgen del Yugo, en Arguedas. Con la misma ilusión de todos los años, la primera edil ribera describió así esta tradición navarra. “Es una costumbre muy agradable y cuya realización nos llena mucho a los peregrinos. Muy destacable es tanto el buen ambiente y compañerismo que se genera, como la organización y el extraordinario avituallamiento que se monta. Este año volveré a darle gracias al santo por muchas copsas”, comentó.

“Creo que escucha mis peticiones”

Detrás de los miles de peregrinos que cada año se desplazan a pie desde la Ribera hasta Javier hay otra larguísima lista de personas sin cuya ayuda y colaboración la caminata se haría mucha más dura. Son los grupos de apoyo que acompañan a los caminantes que parten de cada municipio o a los diferentes grupos que lo hacen, de dentro de una misma localidad. Es el caso de Tudela, donde cada colectivo ha llevado detrás su propio grupo de personas.

Mariano Sagaseta es una de ellas. Él y otros 3 tudelanos se han dejado la piel en facilitar la marcha al grupo de la Parroquia tudelana de San Jorge. Como él, otros 8 tudelanos seguían de cerca al grupo Quetzal. “Tratamos de que todo esté a punto para cuando llegan. Sobre todo que no les falte agua, fruta, además de comida”, comentaron.

El otro alcalde que abandonó los trasiegos municipales por unos días para participar en la Javierada fue Carlos Villafranca. El primer edil de Murchante no lo hizo como peregrino, una costumbre que abandonó hace 7 años pero que le gustaría retomar algún día, sino con el grupo de apoyo. Sus obligaciones no le dejan tiempo para prepararse físicamente. “Durante muchos años fui a Javier de una sola tirada”. En cuanto a las peticiones que pensaba hacerle a San Francisco de Javier, Villafranca fue muy claro: “siempre le pido lo mejor para mi pueblo que es que se cumplan nuestros proyectos y creo que de momento me oye”.