“Las fiestas de un pueblo, las hace la gente”. Así lo afirma Rafael Ayensa, alcalde de Tulebras, días antes de que esta pequeña localidad ribera -cuenta con cerca de 130 vecinos- dé inicio a sus fiestas patronales en honor a San Bernardo. Y es que, desde que hace tres años decidieran suprimir del programa las vaquillas, asegura que la localidad ha ganado en ambiente y participación. “La gente las vive mucho más, ya que hemos podido añadir actos que antes no había, como la actuación de un mago, una exhibición de la escuela de jotas de Tudela o del grupo de danzas Mendianike de Ablitas”, comentó Ayensa.
Honor compartido
Con un presupuesto de 18.000s, las fiestas darán comienzo el día 19 y acabarán el 22. En ellas no faltarán las verbenas nocturnas, que gozan de gran aceptación entre vecinos y foráneos. “Se crea un ambiente fabuloso. Bailes o no, da gusto estar en la plaza, cosa que antes, con la arena de vaquillas, no pasaba”, comentó Ayensa. Tampoco lo harán el tradicional reparto de 500 pañuelos rojos de fiestas entre los vecinos, ni los encierros chiquis, que se han convertidos en las “grandes estrellas” tras la suspensión de las vaquillas. Tampoco lo hará la comida popular con que la localidad despide sus fiestas. Un ágape al que el Ayuntamiento invita a los jubilados de la localidad y en el que participan casi 200 personas, doblando así el número de vecinos.
En esta ocasión, el encargado de dar inicio a la fiesta será el edil Ángel Mª Pérez. “Como es un acto tan emotivo, mi idea es que sea rotativo para que lo puedan lanzar todos los miembros de la corporación”, explicó el alcalde, quien definió las fiestas de Tulebras como “las del Valle del Queiles”, dado el número de vecinos que se acercan hasta la localidad durante esos días.
