Tudela

Tiempo de albahaca

No sé qué tiene esa planta, pero su aroma embriaga. Toda ella es, en nosotros, ejemplo de tradición, fervor y fiesta. Es el más tudelano de los símbolos. El más religioso de los elementos, el más característico de los olores de este tiempo de Julio y de novenas; fervoroso, rojo y jovial, juerguista y laborioso. Vacacional y fiel cumplidor. Es esta plantica, en sí misma, verdor espiritual y pulcro blanco obligatorio de cohete y procesión. Es el más puro perfume de esos momentos festivos y de este tiempo.

Esta lamiácea aromática disfruta de multitud de usos gastronómicos y en nuestras huertas es un complemento que acompaña y recuerda el olor a vela y procesión que traerá con Santa Ana.

Para nosotros es pura raigambre y, curiosamente, en todo el mundo es también un cúmulo de representaciones... Tanto en Asia, como en África y Europa esta olorosa planta cuenta con una ingente cantidad de aplicaciones, si bien aquí sus frágiles hojas, sus largos tallos, su lindas y pequeñas florecillas sólo valen en la medida en que, según llegan y se van criando en un rincón del hortal, haciendo las veces de calendario recuerdan que, un año más, llega el cohete y con él la fiesta y su retahíla de actos y altaneros desvaríos de palio y vaso, de plato y aurora, de rosario y tenso encierro, de amor a un momento y a una época. De emotivo silencio contenido, de estrepitosos "¡Vivas!".

Esta albahaca nuestra, como decía, es la mejor alegoría de nuestra compleja realidad, por ello, sólo cabe recordar, desde su errática y frágil memoria: ¡Felices Fiestas! M.