Pamplona/Iruña

Roberto Jiménez disertó sobre "La economía navarra, un reto hacia la modernidad"

La intervención, Íntegra

El Hotel AC Tudela acogió este miércoles día 19 una conferencia impartida por Roberto Jiménez, candidato del PSN-PSOE al Gobierno de Navarra, sobre "La economía navarra, un reto hacia la modernidad", que contó con la presencia de miembros de ámbito empresarial y social de la capital de la Ribera, entre ellos el presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER), Ildefonso Ibero.

La presentación del Secretario General corrió a cargo del director generente de Trellebor Navex, planra situada en el polígono industrial de Cascante.

Roberto Jiménez analizó los distintos factores que definen la actual situación económica de nuestra Comunidad y se centró especialmente en los retos de futuro que deberemos suoperar para lograr un tejido industrial y económico moderno y competitivo. Desgranó igualmente los compromisos y propuestas que el Partido Socialista -PSOE impulsará desde la Presidencia del Gobierno de Navarra para lograr estos objetivos de futuro.

Autoridades, Empresarios y Empresarias, Presidente y Junta Directiva de AER (Asociación de Empresarios de la Ribera), Comerciantes, Invitadas e Invitados, Señores y Señoras, buenas tardes.

Antes de nada, estimado Arturo gracias por tus palabras, por esta presentación que, a una persona que, como yo, está poco acostumbrada a estos eventos, le abruma. Pero, debo decir que mi corazón navarro siempre está con esta tierra, con la Ribera, y con el esfuerzo que hombres y mujeres, empresarios como vosotros, estáis aportando para mantener y mejorar el bienestar de Navarra y, a la vez, para asegurar el futuro de Trelleborg en Cascante, el futuro de cada una de vuestras empresas en la Ribera.

Quiero agradecerles su presencia en esta conferencia que, bajo el título “LA ECONOMÍA NAVARRA, UN RETO HACIA LA MODERNIDAD“ ha organizado el Partido Socialista de Navarra, con la colaboración de la Asociación de Empresarios de Navarra, AER, a la cual quiero reconocer públicamente su colaboración desinteresada.

Me presento ante todos ustedes con la intención de hacer un análisis de la situación económica y sobretodo de los retos futuros que debemos acometer. Y para decirles que las cosas se pueden hacer de otra manera y estamos decididos a que así sea.

Confiamos en las personas, en sus capacidades, en la importancia de la educación y la formación, en un escenario de potencial competitividad, en la apuesta por la I+D+i. También por la mejora de las infraestructuras, las comunicaciones y por una sociedad sostenible. Donde la cohesión social sea el eje de nuestras actuaciones. Por supuesto, con la mirada puesta especialmente en los desempleados y en sus familias.

Quiero y creo en una Navarra más y mejor vertebrada donde, y vosotros en la Ribera lo sabéis bien, no haya desigualdades entre las diferentes comarcas y, por tanto, entre sus habitantes. Apuesto por un gran pacto social en el que estemos todos: agentes económicos y sociales y, por supuesto, políticos.

VAMOS A SALIR DE ESTA SITUACIÓN, Y LO HAREMOS TRABAJANDO TODOS JUNTOS. NADA DE RESIGNACIONES NI DE BAJAR LOS BRAZOS.

Para entender este necesario esfuerzo colectivo, todos debemos asumir, desde la humildad y el sentido común, que hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades.

Que nuestros gastos, al menos en el sector público, son hoy mayores que nuestros ingresos y que esta situación no se puede mantener de manera permanente e indefinida.

Para garantizar el futuro de nuestro estado de bienestar, el crecimiento económico, la competitividad de nuestras empresas y la generación de empleo, es necesario tomar medidas y hacer reformas necesarias y profundas. Y en eso estamos.

Por ello, una y otra vez me pregunto: ¿es posible garantizar nuestro estado de bienestar tras el derrumbe de un modelo económico de burbuja que vemos que es insostenible? Decía Charles Dickens que “la diferencia entre la felicidad y la miseria reside en no gastar sistemáticamente más de lo que uno ingresa”.

Lo cierto es que todo ha ido tan acelerado en el tiempo, hemos oído tantas cosas en un sentido y en el contrario, expresadas por quienes siempre tienen lecciones para los demás pero nunca para ellos, que conviene recordar brevemente como comenzó esta crisis.

Empezó con la crisis financiera en Estados Unidos. Todos vimos con incredulidad cómo, en días, grandes entidades quebraban dañando seriamente el sistema económico mundial. También conocimos como todos los gobiernos del mundo hicieron grandes esfuerzos para sostener el sistema financiero, dotándolo de liquidez para evitar su colapso y para evitar que la economía y las empresas quedaran estranguladas.

En aquellos meses de desconcierto, prácticamente todos, estuvimos de acuerdo en dos cuestiones:

> La primera: salvar el sistema financiero, utilizando para ello recursos públicos, lo que aumentó el déficit y la deuda de todos los países.

> La segunda: había que tomar las medidas necesarias, en la gobernanza mundial, también en la europea, para que no pudiera volver a darse una situación como la que se había producido.

Por desgracia, esta segunda parte, la de la gobernanza mundial, también la europea, no hemos sido capaces de cumplirla. Recuerden cómo dirigentes y pensadores nada sospechosos de ser de “izquierdas” hablaban hasta de refundar el capitalismo.

La suposición de que el mercado se autorregula, que se encuentra en el centro del pensamiento neoconservador, ha fracasado. Por otra parte la idea de que los defectos del mercado deben corregirse por la intervención de las autoridades públicas, que son las tesis básicas de los fundadores del liberalismo económico como John Stuart Mill y Adam Smith, tampoco se ha dado.

Se han producido notorios fallos desde los organismos reguladores y por tanto desde la política, una política, impulsada por los neo-liberales, basada en la des-regulación y en los excesos de la economía financiera.

No es cierto que los mercados tiendan al equilibrio de por sí; solo lo hacen si están debidamente regulados y si hay una autoridad política legítima capaz de hacer cumplir las normas. Y Europa camina con excesiva lentitud, especialmente, respecto a la convergencia en sus políticas económicas y fiscales y a sus problemas energéticos

Pero la realidad es que aún no se han tomado las medidas necesarias para limitar el uso fraudulento del libre mercado por los grandes capitales especulativos. Siguen pendientes las normativizaciones de las prácticas financieras desreguladas.

Sigue pendiente de reflexión el papel de las Agencias de Calificación, esas mismas que estuvieron dando coberturas “triples Aes” a activos de empresas y bancos que, en realidad, eran bonos basura y que llevó a la ruina a muchas personas. Y sigue pareciendo que nada de lo ocurrido va con ellos y que se van a librar sin coste alguno.

Aquellos que reclamaron a las administraciones públicas su ayuda para reflotar las entidades financieras ahora quieren olvidarse de que aquella ayuda pública costó un enorme esfuerzo a millones de ciudadanos que trabajan y pagan impuestos.

Ahora las administraciones públicas y los gobiernos deben exigir a las entidades financieras que cumplan su parte del trato. Que contribuyan y colaboren a la salida de esta crisis, facilitando el crédito necesario, entre otras cosas.

Digamos, alto y claro, que los ciudadanos queremos una contrapartida proporcional al esfuerzo que hemos realizado y realizamos.

Considero que la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas estamos interesados y tenemos que trabajar para que la gobernanza europea y mundial adopten las medidas necesarias para limitar la arbitrariedad y la especulación de aquellos que dañan y perjudican las economías de los países, quedándose con los beneficios y socializando únicamente sus pérdidas entre la población afectada.

Tras todo esto, vino una segunda fase en la que, también todos los países y regiones, Navarra de forma singular, adoptamos medidas para reactivar nuestras economías y dinamizar alguno de los sectores productivos en peor situación, especialmente el sector de la obra pública y de la construcción.

Durante meses, todas las medidas del conjunto de los países para combatir la crisis pasaba por el incrementar la inversión productiva y el gasto público. Las autoridades de todo el mundo se dedicaron a utilizar los fondos públicos para subvencionar industrias, inyectar liquidez, estimular la actividad económica con ingentes partidas presupuestarias para evitar que la crisis de origen financiero derivara en una depresión económica al estilo de la vivida en el crac del 29. Era la vuelta de “John Maynard Keynes”.

También en España y, por supuesto, en Navarra tuvieron su reflejo: Planes Renove del automóvil (prácticamente en toda Europa) o Plan E en España. Sólo en estos dos fondos locales, el Gobierno Central ha invertido en nuestros Ayuntamientos 175 millones de euros, sin coste para los entes locales. Como ejemplo comparativo les diré que todo el Plan Cuatrienal de Inversiones de los ayuntamientos navarros es de 240 millones de euros, de los que éstos deben pagar entre el 20 y el 30 por ciento del importe.

Todos los consistorios de la Comunidad se han beneficiado del Plan E. El Ejecutivo ha hecho un gran esfuerzo para incentivar la actividad empresarial, para evitar la destrucción de más empleo y contribuir al desarrollo de los pueblos y ciudades.

Todas estas medidas han venido cumpliendo su cometido, pero ha supuesto destinar más recursos públicos y por tanto más déficit y deuda para todos.

En el año 2010 se produjeron dos graves crisis, que tuvieron como protagonistas centrales a Grecia e Irlanda. Una crisis en los mercados de capitales como respuesta a las dudas, sobre la capacidad de determinados países para corregir esos déficits y devolver su deuda.

Fueron consecuencia de todo ese esfuerzo público y del insuficiente avance en el Eurogrupo en la convergencia de políticas económicas y fiscales con la moneda única. O lo que es lo mismo. Del insuficiente avance de la Unión Europea en una gobernanza económica y fiscal común. El dinero es también una mercancía y como tal tiene un precio que hay que pagar en el mercado.

Cuando hablamos del MERCADO o, mejor dicho, de los “mercados de capitales”, hablamos de nuestros acreedores. Y además, todo hay que decirlo, los esfuerzos comunitarios para abordar la crisis de deuda fueron desde enero del pasado año por detrás de los acontecimientos, no siendo además ni claros ni eficientes respecto a los objetivos que se perseguían.

La agudización de la desconfianza de los mercados de capitales respecto a la adquisición de la deuda de los países del eurogrupo y de la UE provocó una reacción conjunta de la Unión Europea en defensa de sus países miembros y, sobre todo, del euro: el Banco Central Europeo (BCE) reaccionó comprometiéndose a comprar deuda soberana y bonos privados para asegurar la liquidez de los países de la UE.

También el Ecofin puso en marcha un mecanismo de actuación conjunta (al que se ha sumado el Fondo Monetario Internacional - FMI) que participará al menos con la mitad de los fondos aportados por los países de la Unión), por el que se han destinado 750.000 millones de euros para mantener la solvencia de las economías europeas.

Pero estas medidas no son gratuitas para nadie y nos han forzado a todos los países del eurogrupo, de manera auto-exigida y acordada, a adoptar medidas en tres ámbitos:

a) Reconducción del déficit público hasta el 3 por ciento exigido para el 2013.

b) Ahorro y recortes del gasto público.

c) Planes de mejora de la competitividad de sus economías.

Las continuas transformaciones de la crisis económica motivan que España esté padeciendo ahora tres problemas concatenados, que están por encima de los demás:

* un déficit público muy alto, aunque se está reduciendo de forma considerable en cumplimiento de los compromisos adquiridos.

* una tasa de paro casi record entre los países de la OCDE.

* y dificultades de financiación de los bancos y cajas de ahorro en el mercado mayorista, que se trasladan inmediatamente en forma de sequía de crédito a las empresas y las familias.

Con las dos medidas, lograr la consolidación fiscal y eliminar la parte del paro estructural que tiene nuestra economía, se pretende que nuestro país no sufra una década perdida. La reducción del déficit en la situación actual, con un crecimiento muy pequeño no es un capricho de los gobiernos, sino un seguro contra los ataques del capital especulativo.

Por ello, el Gobierno de España, en consonancia con el resto de países de la Unión Económica y Monetaria – UEM, ha tenido que recortar adicionalmente el gasto en 15.000 millones de euros, para reconducir el déficit de las Administraciones Públicas al 6 por ciento en 2011 y para llegar al 3 por ciento en el 2013, compromiso ineludible y concertado del que ningún país del Eurogrupo queda al margen.

Los españoles somos deudores netos del exterior. Digo bien, los españoles, no sólo el Gobierno de España, como demuestra nuestra deuda externa, una parte pública pero sobre todo la privada.

Dos años después de inicio de la crisis, la economía española presenta un endeudamiento global del 357% del PIB. Esta cifra se desagrega en una reducida, pero ya algo más alta, deuda pública (58% del PIB) y una extraordinaria deuda de familias y empresas (194% del PIB) y del sector financiero (105% del PIB).

Con estas cifras resulta complicado reanimar el crecimiento, dado que una parte muy importante de la renta futura deberá ir destinada a reducir la deuda y sus intereses. Sin duda que este volumen de deuda genera incertidumbres sobre la solvencia de nuestro sistema financiero debido a la concentración de una parte de ella en el crédito inmobiliario y promotor.

Y además cuando la mitad de nuestra deuda global (sobre el 170% del PIB) la tenemos contraída con el exterior.

Conviene tener presentes estos datos y de qué hablamos cuando se habla de la deuda externa. Nadie hemos sido ajenos a su conformación. Y no se trata de eludir responsabilidades de nadie, sino de hablar de hechos y datos.

Y esta situación de apalancamiento tiene un coste que hace que los “spreads” (el diferencial de tipo de interés) que España –entendida en este caso por la conformación de los deudores privados como públicos- tiene que ofrecer sean superiores a otros países europeos menos endeudados.

Sin embargo, aun cuando formo parte de los que quisieran una mayor velocidad por parte de la Unión Europea en el reforzamiento de sus políticas económicas y fiscales, y más con la irrupción de la crisis de la deuda soberana, conviene que no perdamos la perspectiva y valoremos los avances en su contexto histórico. En 2010, en tan solo cuatro meses, se ha conseguido un acuerdo político para afrontar las crisis de las deudas soberanas, poniendo los 17 países a la eurozona y los 27 de la UE, con sus fondos de garantía, mecanismos de apoyos mutuos y de solidaridad presupuestaria.

Me permito coincidir en este caso con el catedrático de la UPV, Daniel Innerarity, que decía que: “Mutualizar 27 soberanías es un proceso inédito en la historia de la humanidad. Es, sin duda, un proceso de alcance universal. Pero es lógico que se vea acompañado por lentitudes, dudas, retrocesos y sinuosidades”.

Pero en esta dirección es necesario que cada país seamos conscientes de lo que nos toca abordar y que no está en manos de los demás.

En nuestro entorno más próximo, Navarra siempre ha sido una tierra responsable y solidaria, con unos habitantes trabajadores y con empresas dinámicas y competitivas. Pero sólo una economía próspera, internacionalizada y competitiva es garantía de nuestro futuro y de poder mantener y financiar nuestro sistema.

Muchas empresas y pequeños negocios se han visto afectados por la crisis en Navarra. Qué les voy a contar. Miles de trabajadores han pasado y pasan por la angustia de la Regulación de Empleo y por la preocupación futura por su trabajo.

Muchas han perdido su empleo y hay familias enteras que tienen a todos sus miembros en paro y dependiendo exclusivamente de la renta básica para su subsistencia.

Muchos trabajadores y muchos autónomos, en distintas empresas, han tenido que ajustarse el sueldo reduciéndoselo, en algunos casos en más de una ocasión, para poder resistir la crisis.

Y eso tiene un gran mérito, por parte de nuestros empresarios y autónomos, porque la mayor parte de nuestro tejido empresarial ha optado por buscar formas de aguantar con el sacrificio y esfuerzo de todos, trabajadores y empresarios. Así que buena parte de los ciudadanos navarros afectados por la crisis ya han pagado su parte.

Tenemos 43.011 personas en paro y 17.222 personas percibieron la renta básica el año pasado. Y necesariamente tenemos que adoptar medidas para poder seguir manteniendo esas rentas y todos las rentas con los más desprotegidos y débiles. Son una parte troncal del estado de bienestar navarro y elemento de cohesión social y de “comunidad de valores”. Deberán ser medidas que exijan corresponsabilidad y que se tomen con equidad en el esfuerzo y en su aplicación.

Pero es verdad también que Navarra ya apunta síntomas de recuperación de la crisis. Llevamos ya tres trimestres, y con seguridad cuando se publique el del 4º trimestre de 2010 serán ya cuatro los trimestres de crecimiento seguidos de nuestro PIB y de nuestra economía. Nuestra tasa de paro se sitúa en el 13,93 por ciento, con una disminución en los últimos meses, sumado a un incremento de afiliaciones a la seguridad social. Los índices de actividad industrial y de nuestras exportaciones van en la buena dirección.

Aquí en este punto, permítanme que me muestre especialmente orgulloso del PSN-PSOE, que lo está haciendo desde la oposición sin mirar a posibles réditos electorales. No tienen más que ver el contrapunto con el tipo de oposición de “tierra quemada” que el principal partido de la oposición lleva con respecto al Gobierno de España.

Es cierto que aquí, fruto de los acuerdos presupuestarios de 2008, 2009 y 2010, y con la aprobación del presupuesto de 2011, garantizado por el PSN PSOE, aun cuando seguramente por motivaciones de corto vuelo electoral de UPN este año no se haya podido acordar y hayan tenido un trámite parlamentario más complejo, estamos en una mejor situación.

Pero con todo tenemos un problema real y es que han caído de manera sustancial los ingresos públicos y se ha limitado la capacidad del recurso al endeudamiento público. Después de muchos años el techo de gasto presupuestario de Navarra es inferior al del año anterior.

Por tanto estamos también obligados a hacer reformas, priorizar gastos y obtener recursos para sostener nuestro nivel de servicios manteniendo los valores de solidaridad y cohesión en nuestra Comunidad Foral. Y esto nos exige el seguir haciendo esfuerzos, como la mayor parte de nuestra sociedad civil ya ha hecho y viene haciendo.

La crisis nos ha impactado en Navarra, y en sus distintas zonas y comarcas, como de manera patente, y en La Ribera de Navarra, lo ha visualizado el estupendo estudio de los “Indicadores AER”, subtitulado “El impacto de la crisis económica y financiera en La Ribera de Navarra”, que no hace muchas fechas presentaron.

No voy a referirme al mismo, puesto que las conclusiones se reflejan nítidamente en su “resumen ejecutivo”. Pero sí me van a permitir, con brevedad, que dada la importancia de problema, veamos los datos actualizados, a 31 de diciembre de 2010, del problema del desempleo en su evolución, pero en especial en su correlación con los niveles de formación. Creo que de su visualización podremos conformar entre todos alguna conclusión interesante, a futuro.

Como pueden ver de los datos sobre la evolución del desempleo en la zona de Tudela, deja en entredicho “las cantinelas” de la distinta afección de la crisis en España y en Navarra. Al 31 de diciembre de 2010 el número de desempleados en esta zona fue de 8.096 personas, que suponen 8.096 dramas personales de los cuales debemos sentirnos cerca.

Y esto supone, respecto a cierre de diciembre de 2007, cuando en el conjunto de Navarra los datos se acercaban a lo que técnicamente se define como “pleno empleo”, un crecimiento del desempleo en un 138,53 por ciento. Así que menos complacencia y menos márketing por parte del actual Gobierno de Navarra.

Pero de estos datos del desempleo en la zona de Tudela quiero ponerles de manifiesto otra realidad, cuando desagregamos los datos y establecemos las ratios respecto a los niveles formativos de las personas en desempleo.

Del conjunto de los desempleados nada menos que 6.632 personas que están en el desempleo, sobre un total de 8.096, son personas con un mínimo nivel de formación. Dicho de otra manera, el 81,91 por ciento de las personas que hoy se encuentran en la zona de Tudela en el desempleo son personas con un nivel mínimo de formación y de un nivel muy limitado de empleabilidad.

Este es otro drama al que debemos hacer frente. Entenderán por tanto la importancia de alguna de las reformas necesarias que les he indicado como la de la educación, para que minimice el fracaso escolar en secundaria y la mejora de la calidad de la formación profesional, y como la de reconsiderar el sistema de desempleo para centrar la financiación en las políticas activas y aminorar los desincentivos al trabajo.

Me van a permitir, precisamente, en este momento de mi intervención, tras referirme a un tema tan duro, como es el del desempleo que insista en algo que permanentemente vengo transmitiendo.

Que es clave la credibilidad de la agenda reformista, iniciada por el Gobierno de España para mantener la confianza de los acreedores en España y garantizar un periodo pausado de desendeudamientos sin sobresaltos. Son por tanto reformas estructurales imprescindibles para elevar nuestro potencial de crecimiento que consigan una rápida reducción del desempleo y el mantenimiento de la confianza de los acreedores en nuestra capacidad financiera.

Mantener los servicios sociales sin merma de derechos.

Ha sido obligado adoptar medidas para reducir nuestro déficit. Y debemos hacer un esfuerzo para reducirlo. Un déficit motivado por subvencionar industrias, inyectar liquidez, estimular la actividad económica y mantener la cohesión social.

Hablamos de medidas necesarias para sanear las arcas públicas afectando lo menos posible a la inversión pública, a las medidas en favor de la generación de actividad económica y de consumo y salvaguardando la protección de los más desfavorecidos y afectados por la crisis, como son quienes han perdido su empleo. Las medidas propuestas concilian la reducción del déficit con la recuperación económica.

Son necesarias medidas autoconcertadas para cumplir con nuestros compromisos con Europa, soporte fundamental de estabilidad política y social, para reforzar la confianza del mercado y los inversores en España y en nuestra economía, para seguir fortaleciendo nuestro sistema productivo, base para la creación de empleo y de riqueza colectiva, y para preservar nuestro estado de bienestar.

Es en estos momentos cuando se replantean de manera más aguda y nítida los problemas y contradicciones entre crecimiento y equidad, entre competitividad económica y cohesión social.

Cuando más problemas asaltan al delicado equilibrio económico que sostiene la financiación del Estado del Bienestar en los diferentes países que conformamos un espacio social europeo y a los que hay que dar respuestas coordinadas, tanto nacionales como colectivas.

En estos momentos cuando los socialistas venimos reclamando al conjunto de la sociedad esfuerzos colectivos -algunos de ellos de especial dureza pero imprescindibles- y venimos pidiendo al conjunto de las fuerzas políticas patriotismo y alturas de miras para salir de la situación de en que nos encontramos.

Hay que ir adoptando medidas concertadas con el resto del Eurogrupo de corrección de los desequilibrios propios y de fortalecimiento y sostenibilidad de la Unión Europea. Medidas que en su mayor parte hay que ir adaptando de manera acelerada como respuesta a la evolución de los mercados en una economía globalizada e interdependiente.

Una tontería por más que se repita no deja de ser una tontería. Desgraciadamente tenemos al principal partido de la oposición en España, anclado en una desaforada y permanente campaña electoral del “cuanto peor mejor”.

Es lamentable tener que recordar permanentemente que hablamos de país y de sus ciudadanos, no de votos. Decía lo de la tontería y me refería a la crítica populista de que las medidas tomadas por el Gobierno de España son debidas a las presiones y exigencias exteriores. Unas veces dicen que ha sido Obama, otras que “Europa”, como si nosotros no formásemos parte de ella.

Permítanme enumerarles las reformas que considero fundamentales: la reestructuración de las Cajas de Ahorros, la reforma laboral, una revisión profunda de la negociación colectiva, reconsiderar el sistema de desempleo para que se centre en las políticas activas de empleo, la revisión del sistema de pensiones para garantizarlas en el medio plazo, un marco regulatorio del sector energético racional, la transformación del sistema educativo, especialmente respecto a la mejora de la calidad de la Formación Profesional y de universidades competitivas.

Para ello, el PSN PSOE ha actuado y lo sigue haciendo en consecuencia y con un absoluto sentido de la responsabilidad desde la oposición parlamentaria. Alguna vez me habrán escuchado decir que “Navarra o es una comunidad de valores compartidos o no es nada”.

En el norte de nuestra actuación ha estado siempre que en nuestra tierra se preserve la igualdad de oportunidades, la equidad, la cohesión social, la solidaridad y la convivencia. Para nosotros nuestra Comunidad Foral, sin estos valores compartidos, no sería más que una tramoya vacua por más que algunos traten de cubrirla con la bandera y el escudo.

Todo proceso reformador es siempre arduo, estamos de acuerdo, ya que exige transformar el “statu quo”, pero es importante el reconocimiento colectivo de lo imprescindible de estas reformas que van a sentar las bases de un crecimiento sostenible.

La incertidumbre es la principal amenaza que tenemos en la actualidad. La velocidad de los cambios impide que se pueda hacer una correcta planificación. Es necesaria, por tanto, certidumbre económica y política para poder actuar con sentido. Será entonces cuando se vuelva a recuperar la confianza. La confianza en economía es un valor que cotiza alto. Es uno de los soportes del inversor, del emprendedor, del mercado de capitales.

Pero a pesar de todo, también surgen las oportunidades de negocio y debemos estar preparados para adaptar nuestras estrategias. En este momento, se hace imprescindible compaginar las actuaciones a corto plazo, con la definición de la planificación a medio y largo plazo. Debemos encontrar soluciones para lograr la máxima generación de liquidez o reducir gastos, pero también necesitamos buscar nuestro posicionamiento futuro. Nuestro modelo de financiación probablemente no volverá a alcanzar los altísimos niveles de apalancamiento vividos en los años anteriores a la crisis.

La tecnología seguirá desempeñando un papel preponderante en la forma de hacer negocios. La posibilidad de comunicar e informar en cualquier momento y en cualquier sitio seguirá potenciando los efectos de la globalización. Además, el poder de las redes sociales abrirá nuevos canales de negocio que no pueden dejarse a un lado e incluso serán determinantes para los sectores de gran consumo, incluido el sector de la banca minorista.

La inter-conectividad será otro de los ejes centrales de las políticas de recursos humanos. Conocer y adaptarse a las necesidades y aspiraciones de la nueva fuerza laboral del siglo XXI es otro de los retos. Las prioridades están cambiando y debemos ser conscientes más que nunca de que el talento es un activo estratégico.

No debemos olvidar que las decisiones que se tomen hoy en día marcarán el futuro y aunque hay grandes retos que no debemos obviar, los cambios que genera el avance tecnológico y la globalización ofrecen más oportunidades que nunca a las pequeñas y medianas empresas españolas que con espíritu emprendedor utilicen la innovación como eje de su desempeño.

Y en este entorno económico, del que somos plenamente conscientes, los socialistas navarros nos reafirmamos en nuestros valores y en los del conjunto de la socialdemocracia europea, comprometiéndonos con el sostenimiento de los cuatro pilares del Estado de Bienestar, como son el de la educación universal y gratuita, una sanidad pública de alta calidad para todos, una seguridad social solvente y segura y un sistema de servicios sociales que incluya la dependencia progresivamente ampliada a toda la población dependiente.

Pero no hay Estado de Bienestar posible sin una economía tendente al pleno empleo para lo que resulta imprescindible un modelo productivo que nos permita ser competitivos internacionalmente, superando un modelo basado casi exclusivamente en la demanda interna, logrando una población laboral de altas tasas de actividad, bajo desempleo y alta calidad.

Gobernar es priorizar y destinar el dinero público adonde más se necesita y es más eficaz, dando respuesta a los problemas reales de los ciudadanos. Debemos hacer más cosas con menos recursos, para lo que es imprescindible una mejor gestión de gobierno que la actual.

Apuesto por una Navarra de valores. Unos valores que nos identifiquen como Comunidad Foral. Y hoy una parte de esos valores deben reflejarse en que haya un reparto adecuado y equitativo, tanto cuando nos repartamos los beneficios de la prosperidad como cuando lo hagamos respecto a los esfuerzos en los momentos más duros, de crisis como la actual.

Y debemos aprovechar nuestra singularidad, con instituciones y leyes propias, para solicitar un esfuerzo de todos con Navarra, y que sumemos sinergias y lo mejor de todos, desde la pluralidad tan arraigada, para hacer un esfuerzo permanente de diálogo y acuerdo para afrontar la situación en la que nos encontramos.

Queremos diálogo y acuerdos, pero exigimos a su vez lealtad y grandeza de miras. El PSN-PSOE asume y asumirá lo que le corresponde hacer para construir un futuro más próspero, colaborando hoy desde la oposición y desde el gobierno mañana, si contamos con el apoyo de los ciudadanos.

Es ineludible que hay que ser austeros, ahorrar y abordar reformas en nuestra Administración. Con dos premisas, que todos debemos compartir parte del esfuerzo y que las medidas debemos de comenzar a abordarlas desde ya. La sostenibilidad del sistema de bienestar es complejo y exige la coordinación y el equilibrio de muchos factores, como:

- Aumentar la productividad de la economía para tener mayor riqueza y recursos

- Tener unas cuentas públicas saneadas con las que afrontar el futuro con garantía

- Una Administración eficiente y austera que no derroche los recursos públicos

- Una fiscalidad suficiente para garantizar el sistema público si no queremos poner en riesgo la solidaridad entre nuestra gente y la intergeneracional.

Objetivos a plantear:

> Búsqueda de competitividad

> Mantenimiento de las inversiones

> La racionalización de los servicios públicos

> Reforma fiscal progresiva

> Mantener los servicios sociales sin merma de derechos

Búsqueda de competitividad

La cualificación de las personas es un elemento fundamental para lograr la competitividad. Así, la educación en sus distintas fases formativas es determinante. Necesitamos tener competencias en lenguas extranjeras y el inglés es la lengua comercial por excelencia. Por tanto, desde los ciclos más tempranos tendremos que dotarnos de este conocimiento.

La FP debe adaptarse a las necesidades del tejido productivo y ganar por tanto en flexibilidad. No es de recibo que formemos profesionales para mandarlos a las listas del paro. Es un derroche de recursos económicos y humanos que no nos podemos permitir. Debemos dignificar la FP, debemos prestigiarla porque debe dotarnos de la mayoría de la mano de obra.

Una sociedad que produce más licenciados en las universidades que profesionales formados en FP es una sociedad desequilibrada. Y no olvidemos que ese es nuestro caso a diferencia de Alemania.

La Universidad debe ser nuestra mejor fábrica de ideas. Soy de los que opina que ya no vale con copiar, eso lo hace ya cualquiera, que el valor está en crear, en idear, en inventar. La Universidad debe formar personas y debe hacer investigación. Todo tipo de investigación pero muy especialmente la aplicada en colaboración con las empresas.

Me propongo, si los navarros me otorgan la responsabilidad de gobernar, fomentar la educación y la cultura del esfuerzo.

Para ello implantaremos un sistema de becas salario para los estudiantes de grado superior de FP, para los estudiantes de grado y de posgrado universitarios por una cuantía de 200 Euros al mes, condicionada a los resultados académicos, a las rentas familiares y a ser devuelta paulatinamente cuando el beneficiario se incorpore al mercado laboral. Los jóvenes no sólo son el futuro de Navarra. Son su presente.

Otro elemento importante para la competitividad es el relativo a las infraestructuras con carácter general. Me voy a detener en dos que en muchas ocasiones pasan desapercibidas. Una, la suficiencia energética, que dista de ser una realidad en Navarra y está cercenando posibilidades de futuro.

Todos conocemos posibles desarrollos que se han ido al traste como consecuencia de esta razón. La otra es la relativa a las nuevas tecnologías de la comunicación.

No podrá haber desarrollo, ni igualdad de oportunidades, ni equilibrio territorial si hay zonas de la Comunidad que parten en desventaja. Les aseguro que erradicar la brecha digital es una de mis prioridades.

Mantenimiento de las inversiones.

Mantener el esfuerzo inversor en los siguientes años para seguir en una política de modernización de Navarra y sacar adelante infraestructuras básicas para garantizar el apoyo a nuestra industria y a nuestro crecimiento económico. Pretendemos impulsar las reformas necesarias en nuestra Comunidad Foral para tener un crecimiento sostenible, crear empleo y mantener las políticas educativas, sanitarias y sociales.

Esto exige que dediquemos recursos a crear puestos de trabajo, a mejorar la internacionalización y la competitividad de nuestras empresas.

La racionalización de los servicios públicos.

Para garantizar nuestro futuro tenemos que ser conscientes de nuestros recursos y de nuestra dimensión. Es imprescindible analizar los gastos en función de su eficiencia y plantearnos la supresión de muchas subvenciones y hasta que punto podemos pagar determinadas descentralizaciones funcionales que multiplican enormemente los costes.

En demasiadas ocasiones las diferentes administraciones hemos competido en la puesta en marcha de servicios concurrentes. Y paralelamente ha habido un crecimiento desmedido de empresas públicas que lejos de conseguir eficiencia ha supuesto un mayor gasto.

Hay que reordenar y readecuar la administración y las empresas públicas, evitando duplicidades. Es hora de pedir a todas las administraciones navarras y grupos políticos una reflexión profunda en relación con equipamientos, edificios, servicios.

Es necesario reflexionar sobre como optimizar los recursos y definir un mapa de prestaciones, de servicios y de infraestructuras, bien dimensionado y acorde a nuestras posibilidades y necesidades, impulsando y priorizando aquellos que aporten valor añadido y que a largo plazo podamos mantener.

Son medidas que no sólo responden una necesidad coyuntural de reequilibrio financiero y presupuestario de las cuentas públicas. Hacen falta medidas estructurales.

Aun cuando se consigan ahorros que equilibren las cuentas públicas, que tienen en sí mismo su valor y más ahora, no habremos conseguido reformar nuestra estructura de gasto si no hacemos más cosas, como debe ser la reforma de la estructura y la productividad del sector público y en la siguiente crisis estaremos en las mismas. Se trata no solo de no gastar lo que no tenemos sino de gastar mejor.

Reforma fiscal progresiva para Navarra.

Los impuestos son el instrumento para recaudar con criterios de justicia los ingresos necesarios para sufragar el gasto público, lo cual nos exige así mismo que se concreten y cuantifiquen las políticas de gasto y de inversión, su gestión y los mecanismos de control y transparencia.

A nadie gusta que siquiera se plantee como necesidad de reflexión la posibilidad de reformas fiscales. Pero dicha reflexión, cuando menos, es necesario hacerla para garantizar el futuro de los servicios y prestaciones de nuestro Estado de Bienestar.