Tudela

Los resultados de San Nicolás a través de alumnos del Valle del Ebro de Tudela

Carmen Aguirre, María Compés y Mario Sanz, que cursan 2º de Bachillerato en el Instituto Valle del Ebro de Tudela, fueron los encargados de exponer su trabajo, llevado a cabo junto a otros 29 alumnos, en una charla organizada por el Centro Cívico Rúa.

Presentación de los resultados
photo_camera Presentación de los resultados

Con el título “Enterramientos en decúbito prono de la iglesia de San Nicolás en Tudela”, Carmen Aguirre, María Compés y Mario Sanz, alumnos del Instituto Valle del Ebro, expusieron los resultados de una investigación que ha implicado, para su desarrollo, a 32 alumnos, dos profesores y expertos de diferente ámbito. El objetivo principal de la investigación fue conocer los motivos por los cuales se habían encontrado cuatro personas enterradas boca abajo de entre las 168 recuperadas en las labores de excavación.

El estudio se justificaba precisamente por la elevada proporción, 4 de 168 –6 en realidad con los otros dos recuperados en el verano de 2018--, cuando por ejemplo en la catedral de Tudela fueron tres los hallazgos en esta posición sobre un total de 800 enterramientos; y también por su difícil interpretación. Como explicó María Compés en la charla, los especialistas en la materia generalmente atribuyen esta postura de enterramiento, en decúbito prono, a causas accidentales, ya sea erosión u obras posteriores, o a causas intencionadas, generalmente cuando se quiere negar al difunto la norma establecida de enterramiento. Los casos de San Nicolás, como apuntó esta alumna, no se corresponden ni con un tipo ni con otro, ya que se han practicado en el interior de la iglesia y según el rito cristiano, sólo que puestos boca abajo. La hipótesis inicial, y de la que se hizo eco la prensa tudelana, fue la de los muertos amenazantes, y consistía que atribuir esta posición a un temor de la comunidad de fieles no hacia el fallecido sino ante la causa de su muerte; una mezcla de superstición y religiosidad populares.

Carmen Aguirre detalló el proceso que siguieron para poder llevar a cabo su investigación. Primeramente, era necesario el acceso a los restos óseos de los cuatro cadáveres, ya que habían sido inventariados pero nunca estudiados. Para ello, solicitaron permiso a la Institución Príncipe de Viana y habilitaron un taller en el mismo Centro Cívico Rúa. Estudiar a fondo los huesos era una manera de buscar ciertos patrones que pudieran explicar que hubieran sido enterrados boca abajo: sexo, edad, causa de la muerte, patologías, marcas post mórtem, etc. Posteriormente, los 32 alumnos trabajaron en dos grupos de 16, cada uno con su profesor de la asignatura que estaban cursando, “Anatomía Aplicada” con Jesús Barcina y “Geografía e Historia de Navarra” con Pablo Ijalba. Unos se encargarían del estudio antropológico-forense de los huesos, labor para la cual contaron con la ayuda de Juan José Bienes (director de las excavaciones), Maitane Tirapu (técnico arqueóloga) y Javier Ibáñez (Forense Oficial del Juzgado de Tudela). Mientras que los segundos realizarían el estudio histórico y arqueológico, principalmente mediante la consulta de la documentación disponible en los archivos Municipal y Diocesano de la ciudad.

Los resultados fueron numerosos e importantes, como expuso Mario Sanz; aunque no permitieron identificar a los cuatro enterrados boca abajo ni demostrar la hipótesis inicial. Nada quedó puesto por escrito sobre la práctica de enterrar boca abajo, ni en los libros de difuntos, ni en los testamentos, ni en las providencias o en los códigos conciliares. El registro arqueológico de los enterramientos encontró explicación histórica en el hallazgo del “zabullimiento”, la técnica usada para practicar enterramientos en el interior de las iglesias mediante las fosas del suelo. No obstante, estos alumnos han podido descartar las teorías tradicionales con su trabajo, arrojar luz sobre las prácticas de enterramiento singulares que se encuentran los arqueólogos en sus trabajos de excavación e, incluso, sus conclusiones se vieron cumplidas. Al terminar su trabajo, en mayo de 2018, vaticinaron que, dado que aún quedaba más de un tercio del suelo principal de la nave por excavar, era más que probable que aparecieran más enterramientos boca abajo, debido a todo lo que habían podido aprender. Y efectivamente las excavaciones del verano de 2018 permitieron recuperar otros dos inhumados en decúbito prono