Tudela

Producto de temporada, legumbre y sopas para el frío

La dieta es fundamental para adaptarse a los cambios climáticos. Si no fuera por los medios de transporte rápidos y por las técnicas industriales de producción y conservación de los alimentos, consumiríamos exclusivamente frutas y verduras de temporada, además de cereales, legumbres y productos desecados, fermentados o curtidos.

En esta época del año son especialmente recomendables las raíces y los tubérculos cocidos (zanahorias, nabos, cebollas, patatas, ajos o boniatos) y en general los potajes, los purés, las sopas y otros platos calientes y consistentes que ayudan a entonar el cuerpo.

Se considera que la necesidad de calorías se incrementa un 5% cada 10 grados de descenso de la temperatura. Por eso conviene consumir más hidratos de carbono de absorción lenta, como los del pan, la pasta, el arroz y los cereales integrales en general. También hay que incrementar ligeramente la proporción de grasas. Una ración suplementaria invernal se obtiene con un par de cucharadas de aceite virgen extra de oliva y un puñado diario de frutos secos. Y, por supuesto, cobran mucho protagonismo las legumbres, cuyos hidratos también son de absorción lenta. Es recomendable comerlas cuatro veces por semana en esta época.