Por la Magdalena viene
de la Fiesta su alborada;
trae consigo el jolgorio
y el grumet de La Mejana.
La ciudad vuela consigo
por los paisajes del alma.
Con vehemencia en el cielo
el ávido son estalla.
Surge el duende de la juerga
que a Las Peñas nombra y ama.
Desde La Rúa hasta el Barrio
la jovialidad se instala.
Cantando jotas va el Ebro
con sus acordes de agua,
mientras en la catedral
recita versos Santa Ana.
La Torre Monreal custodia
lo alegre con su mirada.
Músicas, astas y cánticos
despeluchan a “La Chata”.
Flor de artistas en el Queiles,
miel de Fuegos y charangas,
“La Revoltosa” revuelve,
“Dorotea” no se casa.
Comen pinchos, beben vinos,
los gigantes en la Plaza;
Santiago con San Joaquín
costillitas a la brasa.
(Que no se acaben las Fiestas
-gritan unas tudelanas-
si aguantan nuestras carteras
que alarguen otra semana).