Se llama Poppy (amapola, en inglés) y es un Robot apuesta de un grupo de ingenieros para que todo el mundo tenga uno. Su cuerpo se puede construir fácilmente con una impresora 3D, y su ‘mente’ se programa como cualquier otro dispositivo electrónico. Tan sólo hay que añadirle unos cuantos chips y montarlo.
En su fecha de presentación, en Francia, era sólo un robot humanoide, ahora sus ingenieros creadores han ido más allá y lo han convertido en una plataforma abierta a científicos, profesores y aficionados de la robótica. Una herramienta perfecta para la interacción robot-humano.
Sus creadores quieren que haya tantos clones de Poppy como sea posible. Aunque su fabricación no requiere grandes conocimientos previos, su programación sí requiere un mínimo de conocimientos de informática.
En palabras del líder del proyecto, Pierre Oudeye, “no se trata de que haya un solo Poppy, sino tantos como usuarios haya”. Esto lo hace especialmente atractivo ya que ha dejado de ser una simple herramienta tecnológica para convertirse en una verdadera plataforma social.
Para que Poppy cobre vida, hay que trabajar en equipo, resolver problemas de forma colaborativa y siempre con el enfoque de aprender haciéndolo.
La parte más electrónica del proyecto descansa sobre la plataforma de Hardware abierto ‘Arduino’. Poppy es por tanto compatible con este sistema, por lo que se le podrán conectar todo tipo de chips, sensores y podría entenderse con otros aparatos electrónicos ya existentes.
Fundación Dédalo
