Valtierra

Planificar la boda, ¡menudo trabajo!

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La organización de una boda es una de las partes más importantes a tener en cuenta para que, tras haberte decidido a dar el paso, todo salga bien. Una buena planificación, hecha con tiempo y orden te ayudará a que cuando llegue el día no te falte nada y todo esté controlado.



Esa organización debe comenzar entre los 6 meses y el año anterior:



- Escogeremos la fecha y el lugar que más nos guste para celebrar la ceremonia. Cuanto más tarde empezemos a planearla, menos oportunidades tendremos de poder escoger fecha y lugar. El lugar debería tener algún significado de especial relevancia para al menos uno de los novios, y la fecha va en relación a las preferencias de éstos.



- Hacer un cálculo aproximado de los invitados y del presupuesto.



- Elegir el lugar donde celebrar el banquete. Destacamos la importancia que tiene, y aconsejamos, que el lugar allí donde se celebre sea lo suficientemente grande como para que en caso de celebración de otra boda, las distintas novias no se crucen, ya que en ese día sólo hay una protagonista.



- Contrata al fotógrafo. No exageramos, debes contratarlo con bastante antelación para evitar sorpresas.



- Inscríbete en los cursos prematrimoniales y/o en algún otro que te ayude a ordenar tus ideas en este paso que vas a dar.



- Elige las alianzas y grábarlas, si no lo haces ya, se te olvidará.



- Elige el destino del viaje de novios.



- Elige el vestido de la novia y el traje del novio y organiza las pruebas del vestido.



Dos meses antes del “evento”:



- Escoge el menú y la tarta.



- Elabora la lista de Bodas.



- Relajación para la novia: masajes, tratamientos faciales, pruebas de peluquería, de maquillaje...



- Elige el ramo de flores.



Días antes:



- Confirma todo lo del viaje: maletas, documentos, pasaportes.



- Depílación y último masaje relajante. Hazte la manicura y la pedicura y ¡a esperar el gran momento!

La lista de invitados

Las Invitaciones

La lista será larga o corta en función de dos cosas: la primera, dependerá de la intimidad con la que los novios quieran celebrar la boda y la segunda, del presupuesto que tengan.



Por otro lado, habrá que diferenciar entre invitados de obligación, y resto de invitados.



Los invitados de obligación son: el núcleo familiar, es decir, padres, madres y hermanos, familiares más cercanos, es decir, primos, tíos, abuelos, y los amigos más íntimos de la pareja.



El resto de invitados deben ser -y esta regla es muy flexible-, aquellas personas que nos invitaron a sus bodas, y amigos importantes de los padres.



Sobre todo, debe quedar una cosa clara, el día en que una persona se casa debe ser el día más especial, o al menos uno de los días más especiales de una persona; por lo que invitar a gente que no nos gusta es un error. Invitar por compromiso debe evitarse al máximo, invitar por obligación debe olvidarse de nuestras mentes.

El discurso en la ceremonia

Toda persona que vaya a ser invitada a nuestra boda, debe recibir una invitación. Es el método más fácil y, por otro lado, más oficial de hacer llegar la noticia a todos los invitados. Esto es tarea de los padres, que son los que invitan, aunque importante es resaltar que los nombres de los invitados en los sobres los deben escribir a mano los novios -dando así un toque más personal-, ya que son los que se encargan de hacer llegar las invitaciones, bien por correo, o bien a mano uno o dos meses antes de la boda, como mínimo.