Por celebrar San Isidro
he venido, hoy, a su Fiesta
con un corazón alegre
y más de un millón de quejas.
Pocos ángeles del cielo
trabajamos, hoy, las tierras.
Muchos se marchan del campo
huyendo de las miserias.
Y a San Isidro no veo,
a pesar de su grandeza,
interceder por los precios
que tienen nuestras cosechas.
Y aún así la fe no pierdo
y sigo amando la tierra
y odiando cada vez más
a los diablos del Planeta.
Y enamorado del campo,
aunque el campo no es lo que era,
voy dejándome la vida
por Murchante y su Ribera.
Y amigos agricultores,
ganaderos y hasta empresas,
cooperativas y socios,
para esquivar la pobreza
no habrá futuro en el campo
si no unimos nuestras fuerzas.
Y promocionar lo nuestro
debe ser nuestra tarea.
Y no vengan a jodernos
los que siempre nos revientan...
Con implicación de todos
y el Santo así lo quiera,
disfrutemos de este día
y de otros que así nos vengan.
Y celebrar San Isidro
nos ayude a darnos cuenta
que especulan con nosotros
los diablos de este Planeta.
Roberto Simón