Tudela

Ocho años volcados con la integración del colectivo migrante

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Al abrigo de la Fundación Civil San Francisco Javier de Tudela y con el impulso del Servicio Jesuita al Migrante, el Centro Padre Lasa prosigue día a día una labor que a veces resulta invisible pero que trasciende de puertas para afuera. Desde su nacimiento en 2008, esta entidad social trabaja por facilitar la integración en la sociedad tudelana del colectivo migrante. “Acompañarles, servirles y defenderles”, resume su director, Esteban González. Como en cada inicio de año o curso escolar, el centro busca voluntarios para desarrollar su labor de una forma todavía más óptima.

"Cuando tratas con cualquier persona de cerca, piel con piel, rompes estereotipos y eso enriquece mucho"

Erika Les Ochoa y Sergio Iturre

Trabajadores del Centro Padre Lasa

El propio Esteban González, Erika Les Ochoa y Sergio Iturre Carcavilla son las tres patas del banco en este centro que se ha convertido en un hogar para adolescentes, niños pequeños, padres y madres que llegaron en su día de países lejanos y a quienes, en muchos casos, le sigue la llamada ‘segunda generación’. Aquella formada por niños, niñas o jóvenes que han nacido ya en España pero, de un modo u otro, necesitan también de un empujón extra para superar el muro de las barreras hacia la inmigración. “Soñamos con una Tudela y una Ribera en la que la integración intercultural sea una realidad”, explica González.

Enfoque psicosocial

En todos los programas e iniciativas que desarrolla el Centro Lasa, el enfoque psicosocial se muestra como el principal eje vertebrador. Las actividades tienen carácter lúdico y educativo, pero siempre con un trasfondo psicológico de vital importancia.

"Buscamos voluntarios que compartan nuestros valores profundos de interculturalidad; da lo mismo su edad o condición"

Esteban González

Director del Centro Padre Lasa

Un ejemplo es el Programa de Acompañamiento a Familias y Menores, el buque insignia de la entidad desde sus inicios. “Desarrollamos recursos y habilidades para facilitar su adaptación no sólo al cambio cultural que están experimentando, sino también a su integración en el ámbito escolar”, explica Sergio Iturre, técnico de este programa. “Ese cambio de paradigma ejemplificado en el colegio por parte de la población migrante de corta edad tiene también su reflejo en casa, en la rutina doméstica. A veces los chicos y chicas, al regresar a casa, no se sienten ni de aquí ni de allí y por eso es importante este trabajo de integración, que la propia familia pueda contribuir también a su educación y a su adaptación sociocultural”, añade Esteban González.

El papel de la mujer

Otro de los ámbitos en los que más se centra el Centro Lasa tiene que ver con el papel de la mujer. En la mayoría de ocasiones madres de familia, procedentes del continente africano y de Sudamérica y Centroamérica, corren el riesgo de quedar “invisibilizadas” por diversos factores, como el desconocimiento del idioma o su papel secundario en la unidad familiar debido a causas culturales. Erika Les Ochoa es la responsable del Programa Espacio Abierto para Mujeres.

A través de clases de español las clases de español que se imparten gracias a la labor de una trabajadora a media jornada y de voluntarias, desde el centro se busca que el colectivo de la mujer inmigrante pueda alcanzar una autonomía social y un sentido de pertenencia que las ayude a completar su integración. “En este programa prima mucho la relación personal y de confianza con las voluntarias y la profesora. Les hace ganar en confianza en su vida diaria, también fuera del centro”, explica Les.

La sensibilización, a través de actividades como la Jornada Intercultural Lasa, y el fomento de la participación y del pluralismo religioso ante las numerosas creencias que conviven en el centro, complementan el trabajo de la entidad, que también se encuentra inmersa en un programa de voluntariado (VOLPLAS). “Buscamos voluntarios que coincidan en nuestros valores más profundos, que estén dispuestas a abrirse, a convivir, a dialogar, a acompañar a estas personas. Da igual su edad o condición”, relata González. “Cuando conoces a una persona y tratas con ella piel con piel, de cerca, rompes muchos estereotipos. Eso nos enriquece mucho”, coinciden Sergio Iturre y Erika Les Ochoa.