Tudela

Mucho más que una asociación de padres

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Sistema concertado

Matricular a un hijo en la ikastola significa mucho más que elegir un modelo educativo determinado. Significa vivirlo intensamente, significa mojarse. La falta de ayudas a este tipo de colegios implica un esfuerzo extra por parte de las familias, que casi siempre deben correr con un altísimo porcentaje de los gastos. Por ello, para canalizar todo ese trabajo que va más allá de las meras reuniones de padres, se organizan mediante un sistema cooperativo.

Cada ikastola tiene su propia cooperativa, y todos los centros se echan un cable mutuamente mediante la Confederación de Ikastolas. Susana Suárez, de 46 años, y madre de una niña de 10 años, es la presidenta de la cooperativa de Argia Ikastola. "Las ikastolas son centros de iniciativa social. De ahí que tengamos que funcionar de este modo", afirma.

La estructura tiene la punta de su particular iceberg en el Consejo Rector de la cooperativa. Las decisiones importantes se votan y tienen que pasar por ese consejo. "Siempre que debemos afrontar cambios importantes todo se decide ahí. Nuestras competencias, como padres, son organizativas. Para el plan pedagógico delegamos en el claustro de profesores. Pero cualquier cambio es consensuado entre los padres y madres", añade Suárez.

EL RETRATO DE 'BADIRA, BAGARA'

La cooperativa es el vehículo mediante el que mantener con vida al euskera en la Ribera, ante la escasez de subvenciones públicas. En ese sentido, Suárez reclama un giro en las políticas lingüísticas. "Somos un centro concertado, pero sólo parcialmente. Al final, el euskera como opción educativa en la Ribera está en manos de 150 familias, y eso no debería ser así", afirma la presidenta de la cooperativa de Argia Ikastola.

La importancia del Nafarroa Oinez cobra entonces una mayor dimensión. "Creemos que este es un proyecto educativo imprescindible en la Ribera. El Nafarroa Oinez es un modo de cubrir muchos déficits de la ikastola, como puede ser el transporte, del que no podemos cubrir todos los gastos", dice Suárez. "Hay alumnos que se hacen 80 kilómetros diarios de ida y vuelta para venir desde Villafranca. El tema del transporte es muy deficitario, porque abarcamos una zona geográfica muy amplia. Argia Ikastola es el único centro comarcal en el que se puede hacer el modelo D", explica.

Pese a haber sido un año difícil en cuanto a ayudas, "sobre todo en lo que a empresas y particulares se refiere", Suárez resalta lo especial que es organizar un evento como el Nafarroa Oinez. "Mucha gente nos ve y nos escucha. Y eso es una gran oportunidad para poner encima de la mesa la situación del euskera en la zona y de la propia ikastola", resume. Además, anima a todo el mundo a "participar de un evento con actividades que satisfacen a todos", asegura.

La situación que vive Argia Ikastola ha sido recogida en un documental realizado por tres alumnas de la Universidad de Mondragón. Olatz Artola, Itxaso Frau y Marta Prol filmaron y editaron la pieza audiovisual que lleva por título 'Badira, Bagara' (Son, somos). En ella, recogen testimonios de profesores, padres, ex alumnos y antiguos miembros de la cooperativa, que narran las vicisitudes del día a día y todas las implicaciones paralelas que supone formar parte de la familia de Argia Ikastola. Desde los largos viajes de alumnos que llegan desde las zonas más lejanas de la comarca hasta la participación en eventos y la colaboración de los padres siempre que haga falta echar una mano. El documental se ofrecerá para su distribución a todas las organizaciones de apoyo al euskera que lo soliciten.