Tudela

Mercedes Igea Zapater será la Abuela de Tudela 2007

1184254678.jpg

Familia

Se cree que es el reconocimiento más veterano que se hace en Tudela a una persona. “Son ya 28 años consecutivos”, explicaba Justo San Martín. Aunque la organización por parte de la peña Moskera sólo se remonta a 1997. “Hace diez años que esta peña cogió el patronato del homenaje a la abuela de Tudela. Algo que es un honor para nosotros porque aquí tenemos de patrona a la abuela”, desatacaba San Martín.



Este año el honor ha recaído en Mercedes Igea Zapater, una vecina de la capital ribera que nació el 21 de septiembre de 1925 en la calle Carmen Alta. “Estoy encantada de la vida y con mucha ilusión. Porque nací en Tudela, sigo siendo tudelana y Santa Ana me acompañará a la hora de la muerte con su manto”, indica alegre la propia protagonista.

La Patrona y las fiestas

Con su marido, Florencio Láinez, del que enviudó hace cuatro años, tuvo tres hijos, Ana Carmen, José Luis y Juan Carlos, que le han dado seis nietos: Patricia, Paula, José Manuel, Cristina, Elsa y Carlota. Además tiene tres biznietos, Andrea, Marte e Íñigo. “Mis hijos son maravillosos y estoy muy orgullosa, tengo nietos, tengo biznietos y de todo, le tengo que dar gracias a Dios y a Santa Ana. Ese día espero celebrarlo con todos ellos”, admite.

Vida y aficiones

La devoción de Mercedes por Santa Ana se ve representada claramente con sus palabras, pero además, tiene una talla de la virgen en su propia casa. “Santa Ana para mí lo es todo. Ahora no voy mucho a la catedral a verla porque padezco artrosis, pero la tengo en mi casa porque en el barrio donde vivía yo había un Jesuita, el padre Erdozáin al que le pregunté: ¿es que las tudelanas no tenemos derecho a tener a Santa Ana en casa? Él me dijo que comprara una y le hicimos una capilla y la llevábamos por la calle y por las casas. Cuando se marchó el cura se la pedí, por eso la tengo en casa y allí me la bendijeron”, explica orgullosa.



Mercedes Igea comenta que las fiestas son para la juventud, pero reconoce que ella era una “chota”. “Me gustaba todo y lo bailaba todo. Lo que pasa es que no me dejaban. Además me casé con un marido que no sabía bailar, mira tú qué faena”, bromea.

El acto al que nunca falta es el cortejo de Santa Ana la Vieja. “La procesión de las siete de la mañana, esa es la que no me pierdo nunca. Vamos a la Magdalena, luego a la catedral, oímos la misa y luego, en vez de ir al encierro, nos íbamos a andar cuando yo podía, porque los toros no me gustan, no me han gustado nunca”.

Homenaje

La Abuela de Tudela comenzó a trabajar a los once años. “He estado en el campo, en la confitería de Salinas, en el Instituto Benjamín de Tudela, limpiando en la clínica de Rubio el dentista...”, recuerda. En la actualidad la vida de Mercedes es muy tranquila: “Me levanto y me voy a misa a la Residencia de Nuestra Señora de Gracia. Luego me voy a aldraguear por ahí, subo a casa a comer, me tumbo un rato en el sofá a ver la tele y luego me voy al club de jubilados. Jugamos a la baraja, discutimos..., hacemos de todo”. Además es aficionada a la poesía y canta en el coro del barrio de Lourdes.