Tudela

Manteniendo viva la tradición

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Nadie lo invitó en su día, pero ahora es uno de los protagonistas de las fiestas de San Juan. El txapalangarra, ese pelele con forma humana con el que los cirboneros recuerdan a un antiguo guerrillero carlista apodado así que reclutaba a los mozos del pueblo para la guerra y sus tropas, que se beneficiaba a las mujeres y que murió tras ser apaleado en la hoguera, acapara todas las miradas cada 23 de junio.

La plaza del Ayuntamiento es el escenario de su vergüenza pública. Allí permanece colgado desde el balcón de la casa parroquial y el de la de Cultura durante medio día. Una tradición bien conocida por Olga Ayala, miembro de la Asociación de Mujeres Alhama y encargada de darle forma desde hace once años a este muñeco cuyo nombre significa “espantapájaros”. “Conozco esta celebración desde que nací, aunque ha habido años que se dejó de hacer o que tan sólo la llevaban a cabo vecinos de algunos barrios”, explica Ayala, quien recuerda cómo este cometido recayó en la entidad de la mano de varios jóvenes de la localidad. “Se encargaban ellos de preparlo todo, pero se fueron a la universidad y pensaron que estaría bien que lo hiciéramos nosotras. El primer año lo preparamos entre todos, pero como montábamos un fregado que no veas me ofrecí a hacerlo yo en casa”, comenta. La labor de confección del muñeco de este año comenzó el pasado 12 de junio. “Va a ser de periódico, porque si le meto paja tengo que estar pendiente de que me la traigan a casa y, además, así pesa menos. Para hacer el cuerpo uso dos cañas y un buzo, pero luego llevará su traje y su sombrero y la cara, que la diseño yo”, explica Ayala.

Sanjuaneras

Aunque serán ellas las que lo trasladen hasta la plaza, el peculiar baile que protagoniza el txapalangarra mientras permanece colgado correrá a cargo de varios hombres del Ayuntamiento. “Si no, al día siguiente no podemos ni movernos”, explica Olga Ayala, quien también se encarga de preparar los trajes de los gigantes.

Y ... ¿qué sería del Txapalangarra sin el baile de las Sanjuaneras? Unidas de manera indisoluble al popular muñeco, esta peculiar danza interpretada antaño por las “viudas” (mujeres vestidas de luto que sufrieron los males del general) y los mozos del pueblo al compás de pequeñas canciones a modo de coplas, se repiten cada 23 de junio en torno a la hoguera de San Juan. El Grupo de Dantzaris de Cintruénigo fue el encargado de recuperar del olvido esta fiesta de la Sanjuanera en 1989. Para ello, contaron con la ayuda de los mayores de la localida. “Realizaron un trabajo de investigación y recopilaron las coplas. Ahora, de vez en cuando, sale alguna nueva”, explica Lorenzo García, coordinador cultural del Ayuntamiento. Las Sanjuaneras se bailan en círculo. “Con su recuperación, el Grupo de Dantzaris asumió la responsabilidad de enseñar el baile a todo el que quiera aprender y mantener sus tradiciones”, explica María Cariñena, del grupo de Dantzas. Para ello, se dan clases todos los martes del año sobre bailes tradicionales de Navarra, incidiendo en los meses próximos a San Juan en este dance típico cirbonero.