A finales de los ochenta monta su propio negocio de congelados siendo el producto estrella las croquetas elaboradas por su madre. Muy pronto aparece el éxito hasta hoy. Fridela sigue creciendo a pesar de la crisis y abriendo nuevos mercados.
Aunque Mª Carmen desciende de Malón, se considera muy tudelana puesto que desde los 18 años reside en la capital de la Ribera.
Confiesa que, a pesar de tener su puesto de trabajo en la Empresa Sanyo, su actitud emprendedora le llevó a acogerse a la regularización de empleo que se hizo a finales de los 80 y cumplir con su deseo de tener su propia empresa.
La moda del momento le hizo elegir la actividad de distribución y venta de congelados, por estar en auge en ese momento, pero nos asegura que la clave de su futuro éxito empresarial estuvo en la elaboración de las croquetas de su madre, cuya demanda le desbordó, haciéndole buscar en un primer momento el apoyo de una fábrica para su elaboración; pero al fracasar dicha empresa, decidió levantar una pequeña fábrica sólo para el consumo de sus clientes.
A su vez los proveedores que abastecían a Fridela con otros productos congelados, comenzaron a demandarle los suyos propios, y es cuando la fábrica comienza a quedarse pequeña y nace propiamente Fridela. La fábrica se hacía pequeña y decide quedarse sólo con la fabricación de congelados y dejar la distribución.
Para Mª Carmen lo más importante es rodearse de un buen equipo humano y la calidad del producto, "tanto en la elaboración como en el proceso, así como en la selección de los productos", que sumado a la constancia y dedicación es sin duda lo que han hecho posible que Fridela fuera merecedora de todos los sellos de calidad conseguidos, así como su inclusión en Reyno Gourmet.
