Tudela

Luis María Marín Royo presenta a un tiempo 2 libros de Costumbres

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Impresiones del Autor: ESTOS DOS LIBROS SON EL COMIENZO DE UNA COLECCIÓN SOBRE TEMAS COSTUMBRISTAS

El prolijo tudelano acaba de sacar a la luz, a un tiempo, dos volúmenes del que será su nuevo trabajo: realizar una colección de unos 6 a 9 libros que girarán en torno a Costumbres, Tradiciones y Maneras de Vivir de la Ribera.

Con una tirada de 500 ejemplares cada uno, ha comenzado en vísperas de fin de año por “Celebraciones a lo largo del Año”, en el que ha recopilado historias, fiestas perdidas, datos curiosos y 360 fotografías, en un volumen de 600 páginas que ya está a la venta en los quioscos y librerías tudelanos al precio de 30 euros. Por otro lado, y fiel su estilo, las 354 páginas de “El comer y beber en Tudela” repasan mil y una excusas en las que la mesa es nuestra mayor preocupación.

(LIBRO I) EL COMER Y BEBER EN TUDELA

Como sabemos, todas las historias por lo general, nos vienen ofrecidas desde un punto de vista frío. La información en gran parte está extraída de los archivos reales, municipales y eclesiásticos, pero en estos archivos, mayoritariamente ha quedado reflejada solo una parte de la historia, que aunque indudablemente muy valiosa, no refleja el modo de vida del pueblo. La historia real de los tudelanos comunes, de nuestros bisabuelos y de sus antepasados, no ha quedado escrita en unos fríos libros de cuentas o en unas actas municipales. La auténtica vida de la sociedad ha quedado reflejada, en las órdenes reales, en los bandos que el Ayuntamiento pregonaba para gobierno del pueblo, en los juicios que se celebraban, en las leyes con que se regían, en los fueros que se concedían y en los archivos de protocolos notariales, aunque cierto es que la gente sencilla raramente acudía a un notario.

En esta ocasión me he decidido a investigar, estudiar y recopilar todo lo posible sobre t-emas relativos a costumbres, tradiciones y formas de vida en Tudela a lo largo de los años; la vida cotidiana, doméstica, no oficial de los tudelanos. ¿Quién no desea saber cosas de su fam-ilia? cómo vivían sus padres, abuelos y antepasados, ¿cómo se divertían y en qué trabajaban? ¿qué comían, cómo vestían, cómo eran sus relaciones con el sexo opuesto? ¿Qué influencia tenía la religión en sus vidas? ¿Qué hacían cuando eran jóvenes etc.? En esta nueva colección de libros trato de explicar esos interrogantes, rescatando la vida íntima y costumbres de los tudelanos. La empresa es ambiciosa, ya que trato reflejar esa vida cotidiana en Tudela en una época u otra, que indudablemente afecta a muchos más aspectos de los que nos hemos cuest-ionado; podemos describir cómo estaba organizada la sociedad, cómo eran las casas, oficios, trabajos, diversiones, deportes que practicaban, leyes y juicios, celebraciones, fiestas a lo largo del año, fiestas patronales, costumbres relacionadas con la religión, nacimientos, fallecimientos, bodas, utensilios que se empleaban… y un largo, muy largo etc.

Este trabajo llámese etnográfico sobre costumbres y maneras de vivir, no solamente de nuestros padres y abuelos, sino de los tudelanos de antaño, lo tengo adelantado y lo publicaré en varios tomos, no quiero de momento comprometerme, por lo que no voy a decir de mome-nto cuantos serán, ya que ni yo mismo lo sé, pero si puedo decir que estos dos son los prime-ros y la colección serán varios más.

Como inicio, salen dos libros a la vez, uno sobre El Comer y beber en Tudela, en el que toco lo relativo a la gastronomía a lo largo del tiempo; y otro sobre las celebraciones y fiestas que celebraban nuestros mayores a lo largo del año. Después continuaré con otros temas sobre la vida cotidiana y familiar de nuestros antepasados. Pienso que estos temas etnográficos, aunados con datos históricos, pueden resultar altamente interesantes.

Como datos curiosos podemos reseñar:

El libro tiene 354 Páginas y 144 fotografías todas ellas de Tudela.

Se trata de un estudio de la gastronomía en Tudela, en el que se refleja todo lo que se ha comido y bebido en Tudela a lo largo de los siglos.

Comienzo en el primer capítulo hablando de lo que comían los musulmanes y judíos, que como sabemos estuvieron en Tudela los unos hasta finales del siglo XV y los otros hasta principios del XVI y tienen notables diferencias tanto en el comer como en el beber.

Después hablo de la comida en la Tudela cristiana, detallando por siglos (XII al XX), lo que se guisaba y comía, y detallo los momentos en que se fueron introduciendo los productos que los conquistadores trajeron de América, tomates, patatas, pimientos etc. Hago un estudio detallado de cocina de nuestros abuelos en la primera mitad del siglo XX, el momento actual de la gastronomía y lo que podemos bautizar como «La Nouvelle cuisine» en Tudela.

El tema de gastronomía lo termino refiriéndome a las Jornadas de Exaltación de las Ve-rduras que comenzaron su primera etapa en 1986 y que han sido un gran éxito, hasta el punto que de una manera similar, nos han copiado la idea en otros sitios.

La segunda parte del libro está dedicada al vino que se hacía siglos pasados en Tudela que gozó de fama en toda España y así lo refieren y alaban un buen número de viajeros extra-njeros.

Después hablo de las tabernas y bares habidos en Tudela, que he tenido noticias, de mu-chas de las cuales incluyo fotos. Hablo del Henchidor, el lugar donde se cogía agua en el Ebro, cuando no había agua corriente en las casas; de las Heleras, agujeros escavados en el suelo, que se llenaban de nueve que se traía del Moncayo, para poder refrescar las bebidas en verano (también incluyo fotografía de una).

Cito posteriormente los hornos, panaderías y pastelerías que ha habido en Tudela y des-cribo los productos que hacían y hablo de los mercados antiguos en la calle y en la actual plaza del Ayuntamiento, también de la plaza actual de abastos y termino describiendo la carnicería pública o municipal que existía y los mataderos.

El libro termina con un recuerdo a aquel gran tudelano que fue Víctor Arribas, locutor de Radio Tudela, y en su memoria copio un buen número de poesías y escritos que tiene sobre los productos de la tierra y que publicó en distintos periódicos bajo los epígrafes de «Entre la bota y el pan» y «La Página mejanera».

(LIBRO II) CELEBRACIONES A LO LARGO DEL AÑO

Tiempos atrás, cuando no había buenas comunicaciones, todo el pescado que se comía o era salado de mar como la merluza, salmón y sardinas o había que comer el que se pescaba en el Ebro o en las balsas. En el Ebro se podían pescar truchas, percas, carpas, tencas, barbos, anguilas y un montón de peces más, pero también sollos o esturiones que subían por los ríos a desovar. Los que se pescasen tenían que ser entregados para la mesa del rey.

En tiempos de Cuaresma el pescado más socorrido y barato eran las sardinas arenques.

Como plato único e importante se comían los llamados pucheros de verduras y garbanz-os con carne de oveja o pollo, conejo o cerdo; de caza además de otros volátiles se comían los tordos.

En la Edad Moderna, tuvo lugar un hecho que con el tiempo transformaría la alimenta-ción en toda Europa; se trata del descubrimiento de América y con ello la entrada de una serie de plantas y frutos que trajeron los conquistadores y que aquí no se conocían. Solamente y por citar las más importantes, tenemos la patata, el tomate, alubia, pimiento y cacao, además del maíz, productos que aunque fueron una revolución tanto agrícola como alimenticia, incomprensiblemente tardaron mucho en aceptarse para consumo humano.

A las patatas tan habituales hoy día, también cuando vino de América se le puso recelos, hasta el punto que solo se cultivaba para dárselas a los cerdos. El primer intento de int-roducirlas para consumo humano fue en los últimos años del siglo XVIII y no se comenzó a comer hasta el siglo XIX.

TUDELA ES AFICIONADA A LAS VERDURAS DESDE ANTAÑO

A nosotros, nacidos en el siglo XX, hablar de verduras, es referirnos mentalmente a aut-énticas exquisiteces gastronómicas; pero en la propia Tudela en otros tiempos, las verduras no eran tan apreciadas como en la actualidad, tanto que algunas de ellas, si se comían era más para llenar el estómago que por que se considerasen ningún plato exquisito.

El hallazgo de las vitaminas en el año 1929, inició el cambió de visión e hizo que las ve-rduras comenzasen a ser demandadas, degustadas y admiradas, llegando incluso a cambiar los hábitos alimenticios de nuestros antepasados. No obstante y dicho esto, puedo asegurar que en esta región las verduras se han comido siempre y han sido más apreciadas que en muchas pa-rtes de España. Además de los datos de archivo que me he encontrado, he repasado varios recetarios de cocina en España, incluido uno de Pamplona de finales del siglo XVII o princ-ipios del XVIII, y llego a la conclusión de que en esta región se consumían muchas más verd-uras, en las mismas épocas que en otras zonas españolas.

EL AYUNTAMIENTO CONTROLABA

LA DISTRIBUCIÓN Y LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS

Como curiosidades con nuestra mentalidad de hoy, acostumbrados al libre comercio, p-odemos señalar que era el Ayuntamiento el que se encargaba y legislaba para que no faltase el abastecimiento para la población y imponía todos los años los precios de todos los artículos que se vendían en la plaza. Él era quien se encargaba de comprar el trigo necesario para el consumo de todo el año y mantenerlo en almacenes, obligando a los panaderos a que se lo comprasen a él, igualmente criaba animales en los sotos y en la actual mejana para el consumo y tenía el molino, un horno público, el matadero, la carnicería y sacaba prácticamente todo el presupuesto del año con un pequeño canon sobre los alimentos.

El pan se tenía que vender en los bajos del Ayuntamiento, para controlar a los panadero-s; las verduras, productos del campo y caza en la hoy conocida como plaza Vieja, obligando a que no se pudiese vender ni en el campo ni en las casas, sino en el mercado y que a los foras-teros hasta las 10 de la mañana; el pescado que se cogiese en el Ebro o se trajese seco, se vendía en la carnicería.