Una vez más, llegadas fechas señaladas, en este caso el día contra
la violencia machista, volvemos a escuchar como se llenan la boca con la
palabra igualdad, usada ya a modo de muletilla para correr un tupido velo ante
la falta de avance y en algunos casos retroceso, en libertades, derechos y
convivencia en nuestra sociedad. Retos estos que seguimos teniendo
pendientes. No podemos estar hablando de libertad y derechos cuando
después de más de treinta años de lucha y reflexión, seguimos viviendo en una
sociedad donde algunos se empeñan en que la mujer se vea incapacitada para
decidir sobre su vida. Así, desde pequeñas seguimos siendo cuestionadas en
todas las decisiones que tomamos si no seguimos el patrón. Se nos siguen
cuestionando nuestros juegos, nuestra manera de vestir, forma de
relacionarnos con hombres y/o mujeres y también nuestra capacidad de
decisión de ser madres o no.
Ejemplo claro de ello es la nueva ley que el gobierno está
preparando sobre el aborto, que supondrá un retroceso de más de 25 años en
los derechos de las mujeres. Sugiere un modelo de ley como el que se
estableció en 1985, basado en tres supuestos de despenalización (violación,
algunas malformaciones, riesgo para la mujer acreditado por un especialista),
en vez de la ley de plazos aprobada en 2010 y que implica que la mujer ya no
tiene que dar una justificación para interrumpir su embarazo hasta la semana
14 de gestación. También desaparece la posibilidad de que las menores
puedan abortar por decisión propia, aunque lo hsupuesto legal.
Esta nueva ley que plantea el gobierno del PP protege la vida del
feto durante la gestación, pero abandona a su suerte a las personas una vez
que han llegado al mundo, puesto que son escasas o nulas las ayudas sociales
a la conciliación familiar o a los apoyos a personas con necesidades
educativas especiales, por ejemplo. A esto le sumamos que la educación
afectivo- sexual en los centros de enseñanza es muy escasa, se están
realizando grandes recortes en la ley de dependencia, cerrando centros de
planificación familiar y dificultando el acceso a medidas preventivas del
embarazo.
Por todo ello decimos sí a la vida, tomando nuestras propias
decisiones, pudiendo acceder a servicios de salud sexual y reproductiva de
calidad, eligiendo de manera consciente e informada la maternidad, viviendo
nuestra sexualidad libremente.
Una sociedad avanzada es una sociedad que no se llena la boca
con la palabra igualdad, es una sociedad que cree en ella, trabaja, invierte y
actúa en consecuencia, empezando por la libertad de decisión sobre nuestras
vidas.
No nos engañemos, no hemos avanzado tanto y lo peor, retrocedemos
a pasos agigantados ¿Cómo es posible que tres décadas después tengamos
que volver a luchar por derechos ya conseguidos y normalizados en nuestra
sociedad?
HAY QUE REACCIONAR, tenemos mucho por lo que seguir luchando junt@s , el
comienzo de una igualdad real tiene que ir parejo al sentido de la justicia,
luchar por la igualdad,contra las agresiones.... es ajustar para que todas las
personas gocemos de derechos y libertades.