Tudela

Las reses bravas en Tudela

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Origen de la casta navarra

La Ribera de Navarra, en general, y la ciudad de Tudela, en particular, cuentan con una dilatada trayectoria relacionada con el mundo taurino. Existen muchas referencias y documentos en los Archivos de distintas localidades relacionadas con los espectáculos de reses bravas en este territorio que demuestran que la tradición taurina no sólo sigue plenamente vigente en la actualidad, sino que se remonta muchos siglos atrás.
La capital de la ribera se ha caracterizado además, por tener entre sus vecinos más destacados, a ilustres personalidades relacionadas con el mundo de los toros. Entre ellos son notables algunos de los más grandes ganaderos conocidos no sólo en Navarra sino también en el resto del país. Sin embargo, si hay un referente destacado y con nombre propio en la historia de los toros de Tudela, ese es la familia Lecumberri. Una dinastía que, aunque en su origen desciende de Francia, llegó a la capital ribera durante el siglo XVII y consiguió hacerse en poco tiempo con la ganadería más afamada e importante de las que han existido en esta ciudad y con una de las más destacadas de todo el territorio navarro.
Han sido muchos los autores que han escrito acerca de la saga de los Lecumberri a lo largo de los años, pero no todos coinciden en sus informaciones. Algunos de los datos que se han dado por certeros, tal como afirma el historiador y escritor corellano Ramón Ignacio Villanueva, no son correctos puesto que ”muchos de ellos se han basado en una genealogía errónea que hizo el archivero de Navarra Baleztena en 1932, en la que el tracto sucesorio de los Lecumberri estaba equivocado”.

Los Lecumberri

En este sentido, Villanueva ha recopilado mucha información acerca de esta familia de ganaderos, indagando en el Archivo de Tudela, y en otros documentos, y ha conseguido incluso remontarse hasta lo que podrían considerarse los inicios de la conocida casta navarra. Según indica el historiador corellano, “bastantes tratadistas de la historia taurina consideran que las primeras ganaderías se fundaron en el siglo XVIII, sin embargo tal como he recogido en algunos de mis libros y artículos, esas primeras ganaderías ya están documentadas en los Archivos desde el primer tercio del siglo XVII. En concreto, apunto como fundador de la casta navarra a Agustín Ximénez, un ganadero nacido en Cortes, que afincó por matrimonio en Corella e inició y mantuvo en esta localidad su ganadería”.

Grandes desconocidos

Fue precisamente investigando acerca de los propietarios de reses bravas de Corella de los siglos XVII y XVIII cómo Villanueva dió con la familia tudelana de los Lecumberri. Y es que, tal como explica “Antonio Lecumberri, que ya había formado su ganadería a finales del XVII, se casó en terceras nupcias con una corellana, Isabel Virto Luna, que fue quien, posteriormente, al quedar viuda, heredó la ganadería y se encargó de mantenerla hasta mediados del siglo XVIII”.
Este negocio ganadero, el más importante de la capital ribera en aquella época, continuó pasando a los descendientes de los Lecumberri hasta que, finalmente, éstos lo vendieron a otra familia de tudelanos, los Guendulain, en torno al año 1774. En concreto, el encargado de ejecutar esta venta fue Antonio Lecumberri Sartolo, nieto del fundador de la ganadería, Antonio Lecumberri, y también nieto de otro importante hombre de negocios de Tudela, Pedro Sartolo.
Las reses de este hierro pertenecieron a los Guendulain durante varias generaciones y esta familia llegó a adquirir mucha relevancia dentro de este sector, incluso a nivel nacional, ya que, como asegura Ramón Villanueva, “los Guendulain se se codearon en Madrid con algunos de los mejores ganaderos del país. Sin embargo, quien realmente ha conseguido hacerse con un nombre importante dentro del negocio ganadero fue el famoso senador, banquero y hombre de negocios Nazario Carriquiri, que obtuvo la ganadería que se asoció con el último de los Gendulain y hacia el año 1850 se quedó como único propietario de este hierro”.
Y ha sido, precisamente, Nazario Carriquiri quien ha pasado a la historia por poseer la ganadería de mayor renombre dentro de la casta navarra eclipsando injustamente a otros muchos propietarios de reses bravas, como es elcaso de Antonio Lecumberri que además, fue el fundador de la ganadería que después adquirió el propio Carriquiri. En este sentido, según apunta Villanueva, “hay mucha gente que opina que la fama de este hombre fue merecida y bien lograda, sin embargo, hay otros que consideran que consiguió llegar a lo más alto por sus influencias en la corte, ya que no debemos olvidar que Nazario Carriquiri fue un importante hombre de negocios a mediados del siglo XIX”.

Otros nombres importantes

Volviendo de nuevo a la saga de los Lecumberri, resulta curioso contemplar cómo una de las familias ganaderas más importantes de Navarra ha caído en el olvido en su propia ciudad. Son muy pocos los tudelanos que conocen actualmente la existencia de esta saga, el motivo, según indica el historiador corellano, “es la desaparición de la familia porque no tuvieron más descendencia. A finales del siglo XVIII se corta la saga familiar y para el XIX ya no existen Lecumberris ni Sartolos”, apunta.
Concretamente, la última de esta dinastía de ganaderos fue Josefa Lecumberri Martínez de Arizala, más conocida en Tudela como “Doña Pepita”, nieta de Antonio Lecumberri Sartolo, y que falleció sin descendencia. “De hecho, al no tener hijos, esta mujer dejó parte de su herencia para la construcción del colegio de los Jesuitas que conocemos hoy”, asegura Ramón Villanueva.

A pesar del desconocimiento actual de esta ilustre familia, lo cierto es que entre los siglos XVII y XVIII los Lecumberri pusieron en marcha una estudiada política matrimonial que les llevó a emparentar con otras familias muy importantes de la ciudad, en aquella época, como los Sartolo, “junto a quienes llegaron a tejer un entramado familiar que monopolizó la venta de ganado bravo a Pamplona durante buena parte del XVIII”, tal como asegura Villanueva.