El pasado mes de abril fue en Navarra lluvioso, con precipitaciones
abundantes por encima de la media histórica y uniformemente repartidas a
lo largo de todo el periodo,y temperaturas frescas. Las elevadas
precipitaciones consiguieron aumentar el nivel de agua embalsada desde
el 50% en marzo al actual 65%.
En general, las precipitaciones superaron en un 50% la lluvia
esperada en toda Navarra excepto en algunos puntos de la Ribera Alta y
Comarca de Pamplona, el sur de Tierra Estella y en la zona de mayor
influencia atlántica.
Esta última zona es, sin embargo, la única en la que se supera la
precipitación acumulada esperada en lo que va de año agrícola, es decir,
desde el 1 de septiembre hasta el 30 de abril. El tercio norte, excluida la
zona de mayor influencia atlántica, ha recibido entre el 75% y el 100% de
la precipitación esperada y el resto del territorio entre el 50 y el 75%,
salvo en algún punto aislado de la zona central de la Ribera Alta y la zona
más occidental de la Ribera Baja.
El otro hecho destacable de la meteorología del mes de abril es que
las precipitaciones se distribuyeron a lo largo de todo el mes, con
numerosos días de lluvia de escasa cuantía, salvo los últimos en que
fueron más intensas. El número de días lluviosos ha superado en toda
Navarra la media histórica y en algunas estaciones ha sido superior al
doble de lo esperado.
En las estaciones de Aibar, Irotz y Monreal se superó la
precipitación máxima recibida durante el mes de abril y en Epároz se
superó la precipitación máxima recogida durante un día, en concreto el día
28 se midieron 51,4 litros por metro cuadrado. No hubo ningún día en el
que no lloviera en algún observatorio.
La temperaturas fueron en este mes inferiores a los valores
esperados. La variación térmica respecto a la media histórica se situó
entre -0,1 y -2,3º C, pero la mayor parte del territorio estuvo entre -1 y -2º
C. Se registraron heladas, sobre todo en puntos altos de la Comunidad,
pero, en general, las temperaturas mínimas estuvieron más próximas a la
media que las máximas, como consecuencia de los numerosos días de
cielo cubierto, que si bien redujeron las probabilidades de helada, también
hicieron que las