Tudela

Las cenas y el asfalto no se llevan bien

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En un país de costumbres como el nuestro, si hay tópicos navideños, pasarse con la bebida en la comida-cena de empresa o en las reuniones familiares y de amigos es uno de ellos. Para algunos, son momentos en los que la relajación no tiene medida. Por ello, debemos buscar un transporte alternativo, ya sea público o junto a un compañero abstemio. Estaremos tomando la decisión adecuada si vamos a tomarnos una copita de más.

También podremos tomar dos decisiones. Dejar aparcado el vehículo donde esté, con el problema logístico posterior de ir a buscarlo al día siguiente, o ser unos inconscientes y ponernos al volante. Si el resto de los usuarios de la vía tienen suerte, no pasará nada o seremos víctima de uno de esos controles. Para la próxima vez se nos quitarán las ganas. Si la suerte es esquiva, estas navidades no serán tan felices como deberían.

Llegaremos cuando estemos

En fiestas navideñas todo el mundo va con prisas por la vida, pidiéndole a la carretera una urgencia desaforada. Así, nos encontramos con un elevadísimo número de desplazamientos en días y momentos señalados.

Así, la típica pregunta en mitad del viaje, -¿cuándo llegaremos?-, debe tener una respuesta contundente: -¡cuando estemos allí, te lo digo!-. Ni más ni menos.

Debemos hacer hincapié en lo pernicioso de combinar alcohol y conducción. Es necesaria la conciencia de riesgo para evitar estar en riesgo. Y quien dice alcohol, dice el resto de las drogas, incluidos los medicamentos, la fatiga, el cansancio, el sueño, las distracciones, la velocidad excesiva y, en general, la falta de respeto por las normas, que es faltarle el respeto a los demás y exponerse y exponerlos a un riesgo vial de todo punto innecesario