Tudela

La vida inmigrante a través de un documental

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Sensibilizar a los tudelanos y romper estereotipos sobre la inmigración. Esos son los objetivos principales de “Historia de Vidas”, un documental elaborado, a instancias de la concejalía de Bienestar Social, por Julio Mazarico, que muestra la vida de cuatro familias ya asentadas en la capital ribera, en la que un 13% de su población es inmigrante. “Se trata de dar a conocer una realidad que ha cambiado con el paso de los años: se han ido recolocando, han reagrupado a la familia y cómo la sociedad tudelana les ha ido acogiendo”, indicaba Marisa Vallés, trabajadora social del Ayuntamiento de Tudela y responsable del Plan de Inmigración.

Las familias

Esta iniciativa ha tenido un presupuesto de 2.750 euros y se han hecho un total de 500 copias (con un coste de 775 euros). Aunque todavía no está definida cómo va a ser la difusión del video, “la idea es mostrarlo a todo Tudela y usarlo como instrumento de trabajo, sobre todo en los medios educativos, para fomentar valores y actitudes de respeto e igualdad”, apuntaba Vallés.

Conclusiones generales

El documental retrata, en 43 minutos, aspectos muy diversos de las culturas boliviana, rumana, nigeriana y musulmana, para lo que su autor ha necesitado alrededor de tres meses de rodaje, además de mes y medio de posproducción y edición. “Buscamos un formato que mostrara la cotidianeidad de las familias por lo que alternamos la típica entrevista con imágenes intimistas de los niños yendo al colegio, de reuniones sociales o religiosas...”, explicaba Mazarico. “Para mí ha sido una experiencia muy enriquecedora porque he podido comprobar, durante la grabación, que algunos estereotipos no son ciertos, simplemente compartiendo una comida con ellos”, añadía.

Los 43 minutos de duración muestran que el fin prioritario de sus protagonistas es sacar adelante a sus hijos, poder darles un futuro mejor, a pesar de que aquí la situación tampoco es fácil a causa de la crisis. Además, tienen un profundo sentimiento de desarraigo, por lo que, aunque sus actividades cotidianas se van adaptando a la forma de vida de aquí, siguen manteniendo ciertas costumbres. “Ellos, en general, están contentos y reconocen que, cuanto más rural es la sociedad, más acogedora es”, apuntaba Mazarico.