Tudela

LA TUDELA QUE LA REINA NO VERÁ NI OIRÁ

Sobre la inauguración

Señora:

Nos dirigimos a usted, con motivo de su visita a nuestra ciudad, para aportarle nuestra visión como concejalas y ciudadanas, de la Tudela que usted, esta tarde, ni verá ni oirá.

Sobre el propio edificio del teatro

No consideramos casualidad que el teatro se inaugure el último día posible antes de la campaña electoral. Las fechas parecen indicar que, en la práctica, esta inauguración supondrá un inicio de precampaña electoral, costeado por la ciudadanía. Tudela está tan endeudada, que incluso ha visto paralizado el desarrollo de inversiones aprobadas tras el Plan de Saneamiento. Sin embargo, eso no ha sido motivo para programar una inauguración del Teatro Gaztambide más acorde con la situación económica, optando el Gobierno municipal por la visita real y cientos de invitaciones protocolarias institucionales, con su correspondiente gasto de viajes y dietas, y una exigua representación de cada colectivo ciudadano, impidiendo el aforo de las y los tudelanos a la inauguración de un teatro cuya finalización esperan desde hace más de una década.

Sobre los alrededores del Teatro

Durante más de una década, el Ministerio correspondiente nos ha tratado como al último rincón que atender, mediante contratas a empresas que han hecho quiebra y falta de atención al curso de las obras hasta casi el último momento. Tras ese proceso y procederse a la recepción de las obras y licencia de apertura del teatro, personas afectadas por discapacidad física han llamado la atención sobre la falta de accesibilidad autónoma en mostradores y palco y denunciado como excluyente su accesibilidad a la propia sala, pues en lugar de optar por un teatro accesible a todas las personas, recluta a quienes tienen discapacidad en un sitio expreso, aislándoles de sus parejas o cualquier acompañante sin su condición física, e impidiendo así el acceso de grupos naturales donde conviven personas con y sin discapacidad.

Sobre el Hospital Reina Sofía

Con motivo de su visita, se ha lavado la cara a los metros que circundan el teatro Gaztambide, embelleciendo los juegos infantiles del Paseo de Invierno, y reparando baldosas y suelos que llevaban años de espera para su reparación.

A un lado del teatro se encuentra la sede de la Comunidad de Bardenas Reales. Alberga majestuosamente las oficinas de quienes gestionan un territorio jurídicamente comunal, que, sin embargo, sin consulta ciudadana alguna, alberga desde 1951 el polígono de tiro y bombardeo mayor de Europa, con los consiguientes riesgos y molestias para las poblaciones cercanas.

A otro lado del teatro, se encuentra un barrio, “La Azucarera”, cuya creación data del arranque de las obras del Teatro, y aún carece de los más mínimos medios de accesibilidad. No tiene aceras embaldosadas, varias de ellas, en su distribución de espacios, impiden el paso de carritos de niños o sillas de ruedas, y, por si fuera poco, junto a una manzana de viviendas existe una subestación eléctrica que genera preocupación entre sus colindantes por incumplir el Principio de Precaución para la salud. La evacuación de dicha subestación fue acordada unánimemente por el pleno municipal, pero se incumple e incluso está en trámite la autorización de que duplique su potencia.

Detrás del teatro, al otro lado del río, una papelera industrial (Papertech) ha realizado una modificación sustancial ampliando en su actividad, generando más ruidos y molestias a varias viviendas cercanas e incluso a quienes habitan en esta parte de la ribera más céntrica de la ciudad. No es posible desgranar aquí la situación del resto de Tudela; por ello nos limitamos al entorno más cercano del teatro, pero le informamos: no es diferente. Otra subestación eléctrica espera su traslado en San Julián, y diversas zonas de la ciudad son testigo de las frecuentes caídas de viandantes por el mal estado del firme. Las reivindicaciones vecinales más sencillas y sensatas esperan turno eterno: bancos, papeleras, semáforos, falta de accesibilidad en edificios públicos…