Tudela

La tradición del belén en Pamplona

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Cursos para todos

a tradición de los belenes cuenta con adeptos en casi todas las localidades navarras, pero especialmente en Pamplona, cuya Asociación de Belenistas cuenta con una antigüedad de 53 años.

“La Asociación la formaron un grupo de aficionados -explica José María Redín, secretario de la Asociación de Belenistas de Pamplona- que cogieron a gente de Acción Católica que montaban belenes en casa... Entonces empezaron a hacer belenes que se exponían en las Escuelas de San Francisco y a organizar un primer concurso”.

Desde entonces hasta ahora, han cambiado muchas cosas: “En proporción a los habitantes, somos de las asociaciones más numerosas de España, más que la de Madrid. Actualmente somos 595 personas, más de 400 familias. Además, hay más de cien colaboradores”.

Una afición familiar

Entre los objetivos de esta asociación está el promover el belenismo y el asociacionismo. “Por eso, durante todo el año - cuenta José María Redín- hay actividades, como los cursos de belenes. El primero es un curso de iniciación en el primer semestre del año, en el que la gente hace un belén de 40 por 40. Con él aprenden a tallar las piedras, el poliestireno, el corcho blanco, a pintarlo,... El curso de segundo nivel consiste en la construcción de un diorama que se expone en el Planetario. Aquí aprenden conceptos como iluminación, perspectiva... Y en el curso de tercer nivel se hace ya un belén grande, de 9 metros cuadrados, entre una persona o un grupo de personas”.

Otra de las actividades de la Asociación es la de organizar excursiones y visitas para ver belenes en otros sitios. “También vamos a conocer a otras asociaciones, -nos cuenta el secretario de este grupo- o a ver paisajes de interés que puedan servir para reproducir en belenes. Por ejemplo, todos los años hay una excursión a Artajona para ver el cerco, cómo son las piedras... También participamos en reuniones de la Federación de Belenistas de Navarra, reuniones de la Federación Española, hay también congresos de belenistas nacionales, y cada cuatro años internacionales; tenemos un boletín interno de la asociación, que lo distribuimos también a otras asociaciones, y una revista anual que sale para Navidad”.

Este gusto por los belenes, es una afición muy familiar. “En mi caso particular -explica Redín- me gustan los belenes porque mi madre hacía belenes y mi abuela hacía belenes, y es algo que vas aprendiendo desde pequeño. Es verdad que hoy en día, la gente llega a la asociación a través de los cursillos. La gente se apunta igual que podían apuntarse a pintar cuadros o hacer macramé, pero el que viene a nuestra asociación viene por ese algo más que tiene hacer belenes. Al fin y al cabo, estás transmitiendo algo que pasó hace dos mil años. Sobre todo es gente que ha pasado los 30 años, que cuenta con un trabajo estable, que ya tiene hijos, y que dispone de tiempo libre. Y es gente, que de pequeña ponía belenes en su casa y quiere mantener esa tradición. También vienen jubilados, y prejubilados, gente de 50 y tantos años, buscando ese algo más”.

“Tenemos gente de todo tipo, o que no cree- comenta Redín- pero yo creo que se nota. Uno puede ser muy buen artesano, pero le faltará ese cariño para transmitir la idea. Quizás por cosas muy sencillas. Si uno hace un belén, hay que saber cuál es el motivo principal, y haces el decorado en función del nacimiento. Si lo que te gusta es reproducir muy bien casas, pones las casas y luego las figuras. Y el resultado es muy diferente”.

Los miembros de esta asociación tienen claro que una Navidad sin belenes sería diferente. “Por eso trabajamos tanto. Desde mayo estamos preparando todo, puesto que hacemos belenes para muchos sitios, desde los despachos del presidente de Navarra y la alcaldesa de Pamplona, hasta la iglesia de los carmelitas, el zaguán del ayuntamiento, en el del arzobispado, en la Audiencia de Navarra, o en la Cámara de Comptos...”. Aparte, está su propia exposición, en los bajos de la parroquia de Cristo Rey, donde hay quince grandes belenes y uno de los años 50 que hizo un fraile escolapio con su mecanismo original