Tudela

La suculenta mesa ribera

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Ante la llegada de las fiestas navideñas las cenas o comidas de estos días se convierten en tema principal de conversación, ya que a todo el mundo le gusta preparar (y sobre todo degustar) algo especial. ¿Y qué mejor que utilizar productos de la tierra para deleitar a la familia o a los amigos?

El primer plato viene de la mano del cardo, bien sea el rojo de Corella o el blanco de Peralta. Los entendidos dicen que el primero es mucho más sabroso, tierno y dulce, aunque sobre gustos... Esta verdura tiene multitud de maneras de prepararse: hervido, al horno, rebozado, con bechamel o frutos secos. Pero dos recetas se llevan la palma. Crudo, rizado y en ensalada o la conocida como “cardo a la Navarra”, donde éste se acompaña de un sofrito de cebolla y tiras de jamón serrano, ligando el caldo del cardo con un poco de harina. Aparte de bueno para el paladar tiene efectos beneficiosos para el organismo ya que mejora el estreñimiento y reduce los niveles de colesterol, además si en el menú se incluyen carnes grasas, como es el caso, es un excelente primer plato por sus propiedades digestivas.

Un dulce bocado

Para satisfacer el buen yantar de la zona, lo mejor es poner a la mesa el cordero lechal. Se puede preparar de diversas maneras: frito, en guiso o hervido, pero lo más socorrido es asarlo. Cualquiera que sea su formato el resultado es siempre exquisito. El lechal se caracteriza por tener entre mes y mes y medio, y por haberse alimentado de leche materna. Su carne es tierna, muy delicada y de un alto porcentaje en grasa, por lo que conviene retirar el sebo que cubre las chuletas, antes o después de cocinarlo, para reducir el alto grado de índice de grasa saturada. Aunque de todas formas hará deleitarse a los paladares más sibaritas.

Para terminar esta exquisita comida es necesario poner la guinda al pastel, es decir, desgutar algún dulce manjar.

Por esta zona hay dos que son especialmente característicos en estos días: el Alajú (o también escrito Alhajú), de las hermanas del Monasterio de Santa Clara, y las Mantecadas de Salinas, dos recetas antiquísimas, del S. XVII y S.XIX respectivamente, que se siguen preparando como antaño.