Tudela

La salida de la crisis

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Cuántas veces hemos repetido que la actual crisis no es sólo económica o social, también lo es medioambiental. El modelo desarrollista basado en el ladrillo que ha destrozado nuestras costas y construido ciudades insostenibles nos ha dejado sus consecuencias. Ese modelo desarrollista que viene aplicándose en nuestro país desde largo tiempo atrás ha llenado nuestro territorio de infraestructuras inútiles e infrautilizadas. Somos el país de Europa con más kilómetros de autovías, el país del mundo con más kilómetros de alta velocidad. Este modelo diseñado para el enriquecimiento de unos pocos se ha mostrado inútil para el resto. Paradas de AVE en las que sólo bajan 9 pasajeros, líneas que se tienen que cerrar después de culminarse. ¿Quién nos ha llevado a esta situación? Primero fue el medio ambiente el que sufrió las consecuencias de esta locura urbanizadora y ahora somos todos nosotros. Y aquí no se hace responsable nadie. No tiene sentido haber construido aeropuertos sin antes haber pensado en su utilización. Aquí lo que interesaba era sólo construir.



Todo, además, siguiendo un sistema productivo y energético basado en los combustibles fósiles culpables del calentamiento global.



En noviembre de 2012 se han cumplido diez años desde el fatal naufragio del petrolero Prestige, que provocó la mayor marea negra en nuestro litoral. Más de 20.000 toneladas de fuelóleo llegaron hasta nuestras costas. Todos recordamos las declaraciones del que fuera Vicepresidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, quien tras descubrirse la fugas en el petrolero, las describió como “unos pequeños hilillos con aspecto de plastilina". Esos hilillos eran 125.000 kilos de fuel diarios. Hoy, como ayer, están al cargo de las políticas de gobierno personas sin escrúpulos capaces de ridiculizar una catástrofe o de acudir al rescate de un banco en tan sólo unas horas.



No vamos a salir de esta crisis mientras no se cambie de modelo productivo y energético. Cuanto más tardemos en desarrollar nuestro futuro basándolo en un modelo 100% renovable peor, ya que muchas situaciones van a ser irreversibles. De media,

la temperatura global va a subir 2 º C, pero puede llegar hasta 6º C. Los combustibles fósiles se acaban y cada vez es más difícil extraerlos. Proyectos como los que podrían afectar a la costa canaria, donde se quieren implantar plataformas petrolíferas similares a la que hace un año se partió en el Golfo de Méjico, propiedad de Shell y que produjo la mayor marea negra del planeta, son sólo escapatorias hacia delante y que no van más que a agravar la situación.



Desde hace poco, han inundado el territorio español solicitudes de proyectos de extracción de gas de esquisto mediante técnicas de fracking o fractura hidráulica. Sólo uno de ellos ha sido concedido, GRAN ENARA, que va afectar a Burgos, Cantabria, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra (en concreto, en Tierra Estella). En Navarra hay otros tres permisos solicitados, uno de ellos, AQUILES, afectaría a una zona comprendida entre La Ribera y Zaragoza. La técnica del fracking es una seria amenaza para los acuíferos españoles ya que se utilizan gran cantidad de tóxicos que permanecen en el subsuelo.



Estamos ante los últimos coletazos de un modelo que cada vez arriesga más en sus técnicas. Podemos comprobar cómo nuestros dirigentes no cambian y cómo están empeñados en huir hacia delante. Intentando llevarse por delante el medio ambiente, la educación, la sanidad, el estado social del bienestar. De nosotros depende que puedan hacerlo.