Tudela

La Ribera, tierra de gigantes

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La presencia de los gigantes y cabezudos en cualquier celebración local resulta siempre muy grata y evocadora. Al son que les marca la música de chistus o dulzainas, Banda de Música o charanga y flanqueadas por juguetones cabezudos, las grandes figuras ponen la nota de color a cualquier celebración, arrancando sonrisas a su paso. En suma, constituyen una de las tradiciones festivas más emblemáticas hasta el punto de que en la mayor parte de las localidades riberas los gigantes son a los festejos patronales como estos a las grandes figuras. De hecho, pocos son ya los municipios que, a día de hoy, no cuentan con al menos una pareja de gigantes, de propiedad municipal. Algo que no necesariamente va unido al hecho de poseer una comparsa municipal. Además de los gigantes, en los últimos tiempos han proliferado significativamente también en la Ribera los grupos de gaiteros que les acompañan y las gigantadas. En este sentido, a la ya tradicional concentración de gigantes de Tudela, que precisamente el próximo 27 de julio alcanzará su XXXV edición, se han unido más recientemente las de Cortes y Castejón. En éste último municipio se celebró la primera coincidiendo con las pasadas fiestas en honor a la Virgen del Amparo. Destacable es también el papel cada vez más presente de las féminas, bajo las sayas de los gigantes. Buñuel, Cintruénigo, Tudela y Cortes son las localidades donde aparecieron las primeras bailadoras femeninas y el número va en aumento.

Los más antiguos, los de Cascante y Cintruénigo

El origen de las comparsas se pierde en la noche de los tiempos, prevaleciendo la creencia popular de que su principal significado era el de ahuyentar al Mal. Pese a su actual sentido profano, tradicionalmente han desfilado a la cabeza de los cortejos reales, sobre todo en las procesiones de Corpus Cristi. Llegados, se dice que desde Oriente, entre los siglos XIV y XV, encontraron gran aceptación en algunas zonas, donde la costumbre de sacarlos a pasear se arraigó con fuerza, prevaleciendo hasta nuestros días. Es el caso de la Comunidad Foral, donde las primeras referencias escritas datan de 1201, en Pamplona, con tres gigantes que representaban a tres tipos de oficios: un leñador, una cocinera y un minero, fabricados con madera y muy toscos. Más tarde, la tradición se esparció por el resto del territorio navarro.

En la Ribera, dos son las comparsas de gigantes con más tradición: la de Cintruénigo y la de Cascante. La primera data de 1944, fecha en que el Consistorio cirbonero adquirió a la primera pareja de reyes. Un año después, la comparsa se reforzó con la segunda pareja de soberanos negros. No obstante, aquellas primeras figuras ya no se conservan, sino que las actuales son una réplica de aquellas, de las que se han hecho varias copias posteriores.


En cuanto a los de Cascante, inicialmente eran tres y a ellos se unió un cuarto cuando fueron reformados los primeros en el año 1993. Representan a una pareja de alcaldes y otra de moros.

Entre los más antiguos se encuentran también los gigantes de Tudela. Los actuales, que representan a Don Sancho y Doña Sancha, Juan de Labrit y Catalina de Foix, datan de hace unos 30 años, si bien anteriormente hubo otras figuras de las que se fabricaban en serie.


De aquellas, auténticas réplicas de los Reyes Católicos o de los monarcas Íñigo Arista y Doña Jimena, todavía se conservan réplicas en localidades como Murchante, Cadreita, Corella, Fustiñana, Ribaforada, Monteagudo y Castejón. También en Villafranca, donde esta pareja convive con otra, también de Isabel la Católica esta vez con Marco Antonio, que perteneció a la antigua Comparsa de Tudela y que fue cedida al Consistorio de Villafranca por el Ayuntamiento de la capital ribera al sustituirlos por otros.



Estas parejas de gigantes, prácticamente iguales, conviven hoy día en la Ribera, con las figuras de más reciente adquisición, muchas de ellas, propias y originales, en estrecha relación con la historia de cada municipio o de la propia Comunidad Foral. Es el caso de Ribaforada, donde en el año 2007, el Ayuntamiento compró una nueva pareja que se unió a la de Íñigo Arista y Doña Jimena, datada de 1990, y que representa a los templarios Don Beltrán y Doña Gilberta; Valtierra, que en 2005 dio la bienvenida a su primera pareja de gigantes, Doña Blanca de Navarra y Sanchicorrota, que recrean una antigua leyenda bardenera; Cortes, localidad que hace 3 años adquirió por encargo a su pareja de paloteadores, a los que se unen también dos danzaris chiquis y 4 cabezudos; Buñuel, donde su pareja inicial de gigantes regios (Don Alfonso y Doña Urraca) se vio reforzada, posteriormente con una más autóctona compuesta por los campesinos Antón y Ana; Tudela, donde la agrupación particular Nueva Comparsa creó a la pareja de gigantes campesinos Francisco y Marcelina, en 1997; y, por último, Ablitas, que este año se unirá a la tradición dando la bienvenida a sus dos gigantes olivareros que serán presentados en sociedad el próximo 20 de julio. Junto a ellos, el Ayuntamiento se ha hecho con 4 cabezudos o kilikis y un caballito o zaldico.


Pese a lo extendido de la tradición en la Ribera, siguen sin contar con gigantes propios y comparsa municipal los Ayuntamientos de Cabanillas, donde sí hay cabezudos, Tulebras, Barillas y Fontellas.