Tudela

La llama del jurista

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Contamos en Navarra con un código de derecho civil propio, “la Compilación del Derecho Civil Foral de Navarra”, pero no siempre fue así. Se lo debemos a un esforzado grupo de juristas navarros que durante el segundo tercio del pasado siglo XX, por medio de su callado y eficaz trabajo de estudio e investigación, sacaron a nuestro Derecho de la postración a la que había sido sometido a partir de 1512 y especialmente de la oscuridad en que se hallaba desde 1841 –debido al desmantelamiento de las Cortes y de los Tribunales de justicia navarros- y consiguieron ampliar su conocimiento y además ponerlo limpio y claro para la ciencia jurídica, la práctica cotidiana de las relaciones jurídicas entre los navarros y la aplicación por los tribunales. Ahora, acabamos de perder al último de aquellos hombres de leyes, reunidos en torno a la figura de Juan Santa María Ansa, entre los que se hallaban José Joaquín Montoro Sagasti, Luis Oroz Zabaleta, Eugenio Fernández Asiain y el propio Francisco Salinas Quijada que falleció, el pasado 26 de diciembre en Pamplona, a la edad de 91 años y fue superviviente a todos ellos.

Gracias a estas personalidades, muy ilustradas en el auténtico sentido de la palabra, pudimos tener en Navarra una “Comisión Compiladora de Derecho Civil”, que redactó el “Anteproyecto de Fuero Recopilado de Navarra” y el “Proyecto de Fuero Recopilado de Navarra”, publicados el año 1959; creando las bases y constituyéndose en auténtico motor de la posterior “recopilación privada del Derecho privado de Navarra” publicada el año 1967, que pronto constituiría el Proyecto de Compilación que alcanzaría su vigencia oficial el año 1973.

En la Eusko-Ikaskuntza-Sociedad

A la vez artífice y continuador de aquella labor, Francisco Salinas Quijada nos ha dejado una amplia colección de estudios monográficos de las distintas instituciones jurídicas del Derecho Civil navarro, que de forma sistemática recogió en su completo “Tratado de Derecho Civil de Navarra” en diez volúmenes, indispensable para el conocimiento de nuestro Derecho. Donde cada figura jurídica es examinada a través de todos los cuerpos legales del Derecho histórico navarro, desde los textos más antiguos hasta hoy. Esta metodología coincide con las técnicas actuales que siguen el estudio diacrónico de las instituciones jurídicas. Consideraba la Historia una ciencia indispensable para el conocimiento y aplicación del Derecho.

Fue un incansable divulgador, a través de numerosos artículos periodísticos y conferencias, de la riqueza y diversidad del Derecho navarro. Doctor en Derecho, abogado en ejercicio y además a lo largo de su vida asesor del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros de Navarra, de la Excma. Diputación Foral de Navarra, del Consejo Foral Administrativo, de la Junta General del Valle de Roncal, de la Comunidad de las Bardenas y Vocal del Tribunal Administrativo de Navarra.

Francisco Salinas Quijada se incorporó a Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, cuando se reanudó su actividad el año 1977, desarrolló con gran impulso las actividades en el seno de dicha Sociedad, como lo demuestran sus trabajos sobre el Fuero de San Sebastián, Estudio comparativo entre el Derecho ayalés y navarro, homenaje a Luis Oroz Zabaleta, Jornadas sobre el Derecho Privado Vasco, XI Congreso de Estudios Vascos, Jornadas sobre el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, etc. Lo que le llevó a merecer por el conjunto de su obra, y recibir solemnemente, el premio Manuel Lekuona en el curso del acto académico organizado para ello en el Salón del Trono del Palacio de Navarra en Pamplona el año 1993.

Francisco afirmaba que el principio esencial del Sistema Jurídico de Navarra es el de la libertad civil, “pro libertate patria gens libera state” -”para libertar a la patria todos los hombres son libres”-, lema que ya fuera de los Infanzones de Obanos, “cuando nuestras Leyes eran promulgadas por las Cortes del Reino, hacía mucho tiempo que ese Derecho era observado de hecho por todo el pueblo, convertido en legislador por sus méritos y buen sentido de equidad”. La palabra Fuero tiene su origen en la latina Foro, el lugar donde se impartía justicia y se fijaba el Derecho. De ahí el prestigio dado por su contenido etimológico y conceptual, que encierra el nombre eminentemente jurídico de “Fuero”. Salinas Quijada opinaba de los navarros que “fue su fe en lo suyo propio, su tesón en su mantenimiento, su espíritu de sacrificio hasta lo imposible, como imposible pudiera resultar antaño sostener un pueblo, derrotado por las armas, sus aspiraciones de libertad en la regulación de sus instituciones”.

Su filantropía le llevó a desarrollar múltiples facetas en el campo de la protección de los derechos de los más desfavorecidos. Su labor personal y obra publicada fue reconocida con un gran número de premios y condecoraciones. La extensión de su bibliografía personal, fundamentalmente de temas jurídicos pero también históricos, es impresionante.

Durante los últimos años suplió, la completa pérdida de visión en sus ojos, con la llama que tenía en su interior y que tan fecundo le hizo ser, en beneficio de la sociedad navarra, de su familia, así como de todos los que tuvimos la suerte de gozar de su amistad. Para Francisco Salinas Quijada no debía de haber diferencias irreconciliables entre navarros y mucho menos por motivos culturales y lingüísticos. El desarrollo del común sistema jurídico navarro era para él la mejor garantía de libertad, unidad y de paz. Su irrefrenable amor fue toda Navarra y su Derecho.