Tudela

La larga tradición de los encierros

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Varios son los espectáculos populares que cuentan con gran arraigo en nuestra tierra. Se trata de encierros, vaquillas, becerradas, etc... siendo estos primeros, por lo arriesgado y vistoso de su celebración, en los que hay más participación y sobre todo asistencia de público.

Se desconoce el origen exacto de los encierros en la capital ribera, aunque existe documentación de hace varios siglos en la que ya se hace alusión a esta tradición.

En el fuero tudelano, redactado en la Edad Media, allá por el siglo XII, se habla de saltar los toros y de la pena que debía imponerse a quien soltase la cuerda del ensogado. Si bien es cierto que el artículo que recoge esta normativa cuenta con imprecisiones de redacción que pueden dar lugar a dudas.

La celebración de los encierros en el siglo XVII se convertía en todo un acontecimiento social, y así queda reflejado en diversos testimonios.

Todo el mundo concurría la Carrera -calle Gaztambide- las damas se vestían de majas y los jóvenes con traje de español. Varias filas se curiosos se agrupaban tras las talanqueras para ver el paso de corredores y ganado.

Más tarde, tras la construcción de la nueva plaza, los encierros pasaron a celebrarse en los aledaños de este coso, tenían entonces el siguiente recorrido: partiendo del corral de Sánchez -en la cuesta de Loreto- seguían por Ugarte Doña María, la Plaza de los Fueros, carrera de las Monjas, la carretera de Zaragoza y Marqués de Vadillo hasta el Camino de San Marcial.

En la actualidad

Cuando este recinto se derribó, los encierros estuvieron un tiempo sin celebrarse, hasta que la tradición se recuperó en 1940, fecha desde la que han venido desarrollándose sin interrupción. Se marcó entonces el actual recorrido, que parte del corralón de sementales, enfila toda la carretera de Zaragoza para desembocar en el coso.