La ermita de la Virgen del Pilar volvió a ser este 12 de octubre lugar de peregrinación para cientos de alfareños, tal y como guarda e indica la tradición en el día de su festividad. Desde las primeras horas de la mañana hasta a lo largo de toda la tarde, el pequeño y emblemático templo ubicado a tres kilómetros del casco urbano recibió con sus puertas abiertas y su entorno acicalado para la ocasión a cientos de romeros.
Llegaron la mayoría andando, en un paseo ya clásico entre los alfareños. Pero otros muchos lo hicieron en vehículos, sobre todo aquellos con algún problema físico o los más mayores, para lo que la Policía Local se encargó de organizar el tráfico y repartir los aparcamientos en los caminos rurales próximos. Sea como fuere, andando o en coche, nadie quiso perderse esta cita con la devoción y tradición, siempre acompañada por los tradicionales y coloridos “cordones del Pilar”, amuleto entre los alfareños.
Además, la cita tenía este año un sabor especial, el de dos novedades emocionantes. El joven pintor alfareño Arturo Melero, a través de la Asociación de Mujeres de Alfaro (Adema) donó a la ermita dos cuadros que visten su pared central, representando la aparición de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago y el milagro del cojo de Calanda. El obispo de la Diócesis, Juan José Omella, los descubrió y bendijo el jueves, para que fueran deleite de los alfareños durante el viernes 12. Otra cita tenía lugar en el mediodía del propio viernes. Tras la multitudinaria misa de las 12.00, la Agrupación Musical Alfareña puso el colofón a las actividades por su 25 aniversario con un especial concierto en la explanada de la ermita.
