Tudela

La era del ‘Faux fur’

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Los abrigos, estolas o complementos de piel se convirtieron, allá por la década de los 50, en todo un reconocimiento social. Toda mujer que poseía uno lo lucía altiva demostrando su capacidad económica. Sin embargo, hasta hace unos pocos años, llevar uno de estos pesados abrigos hacía que el estilismo pareciera trasnochado e incluso demasiado recargado.

El primer cambio en estas prendas consistió en dar ligereza a las pieles para que la mujer independiente pudiera llevarlo en cada ocasión, sin que cargar con él fuera casi un castigo. Además, se crearon nuevos colores y siluetas y las mujeres comenzaron a combinarlo de manera más moderna e inesperada.

Así, como ha ocurrido con otras muchas tendencias pasadas, el uso de las pieles volvió a resurgir con más fuerza que nunca pero con un pequeño gran cambio, ¡los abrigos de faux fur – piel falsa!

Con un tacto y apariencia parecidos a los de piel auténtica, estos abrigos comienzan a invadir las pasarelas más importantes con una premisa. ¿Por qué utilizar piel real cuando la sintética ha logrado ser igual que la anterior? Seguramente, no lograríamos diferenciar unos de otros debido a los grandes avances tecnológicos. Además, ya se producen en miles de colores y texturas y, en la mayoría de las ocasiones, se venden a un precio mucho más económico.

Algunos diseñadores, como Dries Van Noten, Stella McCartney o Adolfo Domínguez, apuestan ya por esta iniciativa de cambio e introducen estas pieles en sus colecciones renunciando a las auténticas. La moda ecológica y fabricada desde un punto de vista ético se abre paso lentamente entre la industria textil de la mano de importantes diseñadores. Por ello, el faux fur vuelve a abrir el debate sobre el uso de la piel auténtica para las prendas de vestir y nos crea una pregunta en la cabeza. ¿Llegará un día en el que será sustituida por completo por la piel falsa?

 @ClaraAle