Tudela

La diabetes en los jóvenes

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A pesar de que la mayoría de jóvenes con diabetes tipo 1 pone interés en el cuidado de su enfermedad siguiendo correctamente las pautas de tratamiento, menos de la cuarta parte de ellos consigue que su diabetes esté bien controlada.

Los jóvenes con diabetes españoles se pinchan insulina una media de 4 veces diarias y se miden el nivel de glucosa en sangre (prueba determinante para el control de la enfermedad) en 5 ocasiones al día. Sin embargo, sólo el 13% de ellos entre 16 y 24 años alcanza un buen control (con una hemoglobina glicada menor de 7%), este porcentaje alcanza el 36% entre los de 31 a 40 años. La hemoglobina glicada, que se calcula a través de un análisis de sangre, es el mejor indicador del buen control de la diabetes, el cual previene la aparición de complicaciones crónicas a medio-largo plazo, como problemas cardiovasculares, de riñón o de vista, entre otros. Está demostrado que las personas que tienen una hemoglobina por debajo de 7% disminuyen la posibilidad de desarrollar estas complicaciones de la diabetes. Por ejemplo, se reduce hasta en un 50% la posibilidad de desarrollar problemas renales y hasta un 70% el riesgo de que se presente retinopatía diabética ,según datos del estudio DCCT.

Falta de educadores

La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica caracteriza por falta de producción de insulina y por tanto, por el aumento de azúcar en sangre. Se estima que actualmente en nuestro país hay 100.000 niños y jóvenes con diabetes.

Según Pilar Angosto, enfermera diabética y educadora en la Asociación de Diabéticos de Cartagena (Murcia), hay una falta importante de recursos y principalmente de enfermeras expertas en educación terapéutica en diabetes, lo que en su opinión, es uno de los motivos que “imposibilita en muchos casos un control excelente”. Mientras que los jóvenes visitan una media de 4 veces al año médico que trata su diabetes, el 35% nunca va a la enfermera educadora, en parte porque no en todas las consultas existe esa figura. Las pautas de autocontrol, dieta y ejercicio físico son los tres motivos más frecuentes por los que se visita a la enfermera educadora.