Tudela

La Denominación de Origen Vino de Navarra celebra en Madrid sus 75 años

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Siete horas de cata. Todo un maratón, pero siempre se lleva mejor con un buen avituallamiento. Y en esta ocasión era excelente. Un total de veinticinco bodegas acogidas a la D.O. Navarra, seis de ellas de la Ribera, presentaron en Madrid sus mejores caldos. Cómo no, no faltó el clarete, el rosado por el que todavía en muchos sitios se conoce al vino navarro. “Eso lo hemos ido cambiando, hemos demostrado que se hacen también muy buenos tintos y blancos, además con una relación calidad-precio magnífica”, explica Rafael Rovira, delegado en la zona centro de Bodegas Príncipe de Viana. “El que prueba el vino de Navarra lo disfruta y en muchos casos se sorprende, ya sea un aficionado o un crítico, que tiene un papel muy importante”, reconocía Cristián Klecker, de Bodegas Julián Chivite, “ya que sus valoraciones te hacen superarte todos los días”. Y las notas que iban apuntando los periodistas expertos eran altas.

La crisis también acecha

“Yo prefiero no decir si uno de mis vinos tiene aroma de vainilla, porque entonces olerás a vainilla aunque no lo notes; creo que es una apreciación subjetiva, que cada uno se tiene que dejar llevar por los sentidos”, comentaba Dani Sánchez, el enólogo de Azul y Garanza. “Prefiero hablar del esmero especial en la manera de cultivar las viñas y elaborar los vinos. Lo hacemos de manera totalmente natural, sin emplear herbicidas ni pesticidas que alteren el proceso biológico de las plantas; prefiero hablar del terreno, de las Bardenas Reales, que por sus características nos dan un vino con mucha concentración, rico en matices, de poca producción, poca uva, pero muy buena”. Una apuesta clara, es el común denominador, por la calidad. Tanto es así que la bodega corellana de Javier Cantarero no se lo pensó dos veces a la hora de buscar un nombre: Viñedos de Calidad. “Es apuntar alto, claro que sí, pero en nuestros viñedos propios seleccionamos mucho la uva, la mimamos, como hacemos con todo el proceso de elaboración del vino”. “Nuestra viticultura es tradicional, cuidamos la viña y realizamos un control muy exhaustivo de las producciones”, explican desde las bodegas García Burgos de Murchante, “por lo que obtenemos un vino con gran personalidad y de producciones muy limitadas”. O qué se puede decir de una bodega con el nombre de Campos de Enanzo. Pues como el verbo navarro indica, enanzar es el esfuerzo en el trabajo, el esmero, la dedicación. Una labor que arranca en la viña, supervisando su evolución vegetativa y de maduración. Eso es lo que distingue las casi 18000 hectáreas de viñedos navarros supervisados por la Denominación de Origen, organismo que ha cumplido 75 años con un nuevo impulso, con actos como éste, y una nueva imagen para afrontar un futuro, ahora mismo, un tanto gris.

“De media, vendemos un 20% menos que el año pasado”, comenta Javier Cantarero, “la gente consume menos y el vino no es algo distinto, por eso apreciamos iniciativas como ésta para darnos a conocer los que no podemos contar con unos presupuestos gigantescos de publicidad”. “Todo apoyo”, añadía Cristián Klecker, “es, ahora, muy importante; las bodegas trabajamos defendiendo un producto, ofreciendo calidad y evolucionando con novedades y el Consejo Regulador y el Gobierno de Navarra refuerzan ese esfuerzo”. “El vino de Navarra no es todavía muy conocido”, apuntaba Rafael Rovira, “pero va ganando aceptación poco a poco allí donde se va probando”. Y el pasado jueves 30 de octubre se probó, tanto en las antiguas caballerizas del Palacio de Liria, donde tuvo lugar la cata, como en la discoteca Espacio Shoko, donde se celebró la fiesta con la actuación del ex componente de Ketama, Juan Carmona, y el cantaor Pitingo. Y el triunfo fue, en todos los aspectos, rotundo.