La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner (en el año ’93) y después popularizada por Daniel Goleman en su libro: Inteligencia emocional, nos aproximó a una primera definición de Inteligencia emocional.
Gardner describe inteligencia intrapersonal como la que nos permite comprendernos a uno mismo. En cambio, la interpersonal, como su propio nombre indica, responde a la capacidad de comprensión en lo que sienten los demás, los que nos rodean. Uniendo estos dos conceptos de Inteligencias, podríamos dar una aproximación del concepto de Inteligencia emocional como la capacidad de uno mismo de identificar, reconocer, gestionar y regular las propias emociones y las de los demás.
Nosotras le damos una vuelta más, y unimos inteligencia emocional y psiconeuroinmunología clínica, ambas cogidas de la mano. Porque la conducta emocional de las personas está estrechamente relacionada con su sistema orgánico, y viceversa. Es decir: las emociones responden a síntomas de nuestro cuerpo y, a la vez, todos estos síntomas suelen ser el resultado de emociones mal gestionadas o no resueltas.
Convencidas y fundamentando nuestra metodología con evidencia científica, una buena gestión emocional del niño, debe pasar por un entorno óptimo, entendido éste como el tipo de nutrición que tienen, el amor y el contacto que reciben, el discurso e impacto de las palabras de los padres hacia ellos, y en definitiva: todo lo que les rodea.
Xavi Cañellas y Noemí García
Especialistas
