Tudela

La búsqueda de Erkuden

11-Erkuden-búsqueda-madre-biológica-1097.jpg

El recuerdo de una vecina de la localidad de Guerendiáin es la pista a la que se aferra Erkuden. Esta navarra de nacimiento, de 36 años, y que en la actualidad reside en Vitoria, lleva embarcada en la búsqueda de su madre biológica desde hace lustros. Ahora, tras dar con algunas claves más reveladoras en los últimos tres años, una pista le ha conducido, “sin descartar otros lugares”, hacia la Ribera de Navarra.

Su historia comienza en una clínica pamplonesa, la del Doctor Gortari Beiner, ya extinta, en lo que hoy en día es la zona de la Avenida Baja Navarra y la plaza de las Merindades. Alí nació Erkuden, el 16 de mayo de 1978, a las 9 horas. Los datos a los que ha tenido acceso revelan que su madre biológica estuvo ingresada en la habitación número 4 una vez dio a luz.

A partir de ahí, como en otras historias de niños adoptados en las décadas de los 70 y 80, las certezas pasan a ser conjeturas por el modo en el que se trataban estos casos en aquella época. Ella, no obstante, no se rinde. “He sabido desde siempre que soy adoptada. Mis padres adoptivos nunca lo han escondido. Pero tengo curiosidad por conocer a mi familia biológica. No quiero reprocharles nada. Necesito tener contacto con ellos, saber cómo están, saber si tengo hermanos o hermanas y, si es posible, entablar una relación”, afirma.

La vecina de Guerendiáin

En los meses previos al parto, desde el 28 de enero de ese año hasta pasar por el periodo de recuperación posterior al alumbramiento, justo al finalizar el mes de mayo, la madre de Erkuden estuvo alojada en la Residencia Santa Teresa de las Misioneras de Jesús, María y José, en el municipio de Guerendiáin, en el valle de Ulzama. Precisamente ahí nació la conexión con la Ribera, la pista que la acerca hasta el sur de la Comunidad Foral, cuando la protagonista de esta historia fue personalmente hasta Guerendiáin para buscar información.

"La madre biológica de Erkuden estuvo en la residencia de Santa Teresa de Guerendiáin durante el pre y el posparto y actualmente tendría entre 50 y 60 años"

.En el pueblo, son pocos, pero aún lúcidos, los vecinos y vecinas que, ya ancianos, todavía recuerdan a las mujeres ingresadas en la residencia. La mayoría de esas chicas, casi siempre muy jóvenes, llegaba a Guerendiáin porque debía esconder forzosamente el embarazo, ya fuera por no poder afrontar el nacimiento de un hijo debido a cuestiones económicas o reticencias familiares. “Cada una tenía una historia diferente”, explica Erkuden, quien añade que en su caso particular, puede que a su madre le dijeran incluso “que había muerto”.

La sorpresa y esperanza al mismo tiempo llegó de la mano de una vecina con la que charlaron. Ésta le confesó que “su cara le era familiar”. “Me dijo que me parecía mucho una mujer de la residencia, cuya familia procedía de la Ribera de Navarra o al menos le sonaba. Tenía el recuerdo de una chica joven y muy agradable. Por eso me aferro a la pista”, explica Erkuden.

La información que maneja esta navarra afincada en Vitoria es escasa pero concisa en muchos casos. Sabe que sus padres adoptivos la llevaron a casa a los tres día de nacer. También que en ningún caso es una niña robada. “Hay facturas a nombre de mis padres adoptivos que son de los pagos de gastos para compresas, materiales médicos, ropa para el bebé, viajes a Pamplona desde Guerendiáin… está claro que la adopción era algo arreglado desde que comenzó el embarazo”, relata.

Las dificultades llegan con los datos cuya fuente es la residencia. Casi en el 100% de los casos, el nombre con el que se registraba a la parturienta era falso. En el libro de partos de la clínica, al que Erkuden ha tenido acceso, su madre consta con el nombre de pila de África. El primer apellido solía tener relación con la procedencia de la mujer. En el caso de la madre de Erkuden, la letra es ilegible, y aparecen grafías similares a Otero, Antero u Ontero.

Lo que sí coincide con la costumbre de la época es el segundo apellido que aparece en el libro de partos. En este caso, se ponía el del médico que la atendía en el alumbramiento, que en esta historia concreta es el apellido Guerendiáin, algo que ha confirmado Erkuden. Una cosa está clara: actualmente, su madre tendría entre 50 y 60 años. “Las vecinas hablan de que entonces era una chica joven, de entre 18 y 21 años”, explica. “Sólo pido que si alguien halla alguna referencia contacte conmigo”.

Mail de contacto: [email protected]