Novallas

La ayuda psiquiátrica

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Los trágicos atentados del 11-S y el 11-M han permitido, desde el punto de vista de la Psiquiatría, estudiar las actuaciones necesarias en un caso de semejantes características. Es imprescindible la detección precoz de las posibles secuelas y manejar una serie de medidas que se centran, en un primer instante, en evitar el aislamiento de la persona afectada.

Pautas de actuación

El proceso mental por el que atraviesa una persona que se ha visto afectada por un acontecimiento violento o catastrófico, como el de los atentados ,pasa por varias etapas. Sentir dolor y depresión en las primeras 24 ó 48 horas es una reacción normal ante una situación anormal e inesperada. Si esta sensación se mantiene durante un mes, puede hablarse ya de un trastorno de estrés agudo, una patología que también entra dentro de la lógica. A partir de los 30 días, se entra en el riesgo de padecer un estrés postraumático que ha de tratarse con dos criterios eficaces: el tratamiento medicamentoso, sobre todo con los inhibidores de la recaptación de la serotonina y las terapias verbales, sobre todo la terapia cognitivo-conductual. Además, las mujeres corren un riesgo mayor.

En cada una de las etapas descritas existe una terapia a seguir. Así, en las primeras 24 horas hay que ofrecer a la persona afectada todo el apoyo posible, tratar de hablar con ella para que expulse todas las malas sensaciones y crear una suerte de higiene mental. Además, debe evitarse que el individuo se sienta aislado y, si es preciso, iniciar un tratamiento con ansiolíticos para frenar la ansiedad y la depresión. El tratamiento es semejante en la segunda fase, donde ha de incentivarse esta actuación terapéutica y varía una vez transcurrido un mes. Si la persona no ha dado signos de modificación de su comportamiento es que padece un síndrome de estrés postraumático y ha de profundizarse en el tratamiento farmacológico, combinando ambas terapias: la oral y la medicamentosa.