Tudela

Humor ribero

Volviendo de Fiestas

Esto es uno de Murchante que se había ido el día 24 a las Fiestas de Tudela y al volver a su casa de madrugada, le para la Foral para hacerle una prueba de alcoholemia:

- Mire, ¿no le da vergüenza? (enseñándole el alcoholímetro que marcaba 3,45).

- ¡Mierda, las cuatro menos cuaro, mi mueta me mata!

Mucho alcohol

Un mozo, tras pasar una noche muy mala de farra, le lleva su cuadrilla al Hospital y éste le pregunta al médico:

- Doctor, ¿cómo han salido los análisis pues?

Y le contesta el doctor:

- Tiene usted un 98% de alcohol en la sangre.

- Hostia, ¿sólo 98%? ¡Eso será por el puto hielo!

Detallista

Un borracho, ya en el último día de fiestas, toca en la puerta de su casa:

- ¿Quién es? -dice su mujer-.

- ¡Soy yo, tu querido marido!

- ¡No te voy a dejar entrar, porque siempre vienes borracho!

- ¡Pero si he traído un ramo de flores (-de los pakistanís, claro-) para la mujer más bonita del mundo!

A la mujer se le ablandó el corazón y le dejó pasar...

- ¿Dónde está el ramo de flores?

- ¿Y la mujer más bonita del mundo?

Pidiendo cena

- Camarero, yo tomaré unos macarrones y mi mujer una pizza con setas, berenjenas y aceitunas.

- ¿Una ‘Caprichosa’?

- Hasta los huevos me tiene.

Una tudelana en el avión de Iberia

Una tudelana, ya harta de tanto ruido en fiestas, decide marcharse a Nueva York con un pasaje en clase económica.

Cuando sube al avión, busca su asiento y se encuentra con los asientos de primera clase.

Viendo que estos son mucho más grandes y confortables, decide sentarse en el asiento que tiene su número.

La azafata revisa su billete y le dice a la chica que su asiento es de clase turista.

La tudelana le responde:

- Soy joven, tudelana y bonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a Nueva York, y a mi nadie me mueve.

Frustrada, la azafata va a la cabina y le informa al capitán del problema con la pasajera.

El capitán envía al copiloto a hablar con la tudelana y le confirma que su asiento es de clase turista.

Y la chica le vuelve a responder:

- Soy joven, tudelana y bonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a Nueva York y que no se diga nada más.

El copiloto no quiere causar problemas por lo que se retira a la cabina  para comentarle el problema al capitán.

Así que va a ver a la muchacha, le susurra algo al oído.

Ella inmediatamente se levanta y dice:

- Muchísimas gracias.

Abraza al capitán y se va a sentar a su asiento de clase turista.

El copiloto y la azafata se quedan atónitos, tras observar la escena y le preguntan al capitán qué es lo que le ha dicho para hacerla cambiar de opinión.

Y el capitán les dice: Le dije que ¡esos asientos no van a Nueva York!