Tudela

Hannah

La palabra Hannah, en hebreo Ana, significa Gracia. Una antigua tradición del siglo II, atribuye los nombres de San Joaquín y de Santa Ana a los padres de la Virgen. El culto a santa Ana se introdujo en la Iglesia oriental en el siglo VI, pasó a la occidental en el siglo X.

Lo que conocemos de ellos procede de la literatura apócrifa: del Evangelio de la Natividad de María, del Evangelio apócrifo de Mateo y del Protoevangelium de Santiago. En el Oriente el Protoevangelium gozaba de gran autoridad, algunos textos se leían en las fiestas de la Virgen María. En Occidente, fueron rechazados por los Padres de la Iglesia. En el siglo XIII, partes del Protoevangelium fueron incorporadas por Jacobus de Vorágine en su "Leyenda Dorada". Desde entonces la historia de Santa Ana se convirtió en una de las santas más populares de la Iglesia latina.

Joaquín y Ana, vivieron en Nazaret, eran una pareja rica y piadosa, pero que no tenían hijos. Cuando se presentó Joaquín a ofrecer sacrificio al Templo, fue rechazo con el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos. Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También Ana, al conocer la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella

la maldición de la esterilidad

y prometiéndole dedicar su descendencia a su servicio.

Sus oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa. Según la tradición, los padres de la Virgen, se mudaron a Jerusalén. Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María). Allí, se crió la Virgen. En Jerusalén murieron, Ana y Joaquín.