Tudela

¡Hágase la luz!

LED, alternativa rentable

Uno de los ítems más importantes de la decoración de interiores es el juego de luces que se escoge para cada pieza. Y es que una  selección  adecuada podrá acentuar y destacar colores,

texturas y lo que es mejor aún, ampliar espacios.

La clave para lograr el efecto deseado es adaptar y elegir correctamente las lámparas en función de la disposición de la casa y de sus elementos más representativos.

Un primer paso consiste en disponer de diferentes tipos de lámparas de pie y de mesa en puntos estratégicos, de tal forma que adquieran protagonismo. El ejemplo más

clásico es el siempre coqueto

y destacado rincón de lectura.

Otro de los 'mandamientos' en el 'abecé' de la iluminación de interiores es el no encandilar o presentar un haz de luz demasiado ostentoso y acaparador. Dirigir los focos a puntos indirectos para crear una mayor sensación de espacios íntimos es preferible a una gran fuente de iluminación. Una luz agobiante creará fatiga visual y, aunque pueda parecer lo contrario, no ayuda a dar una sensación de amplitud a la estancia.

No conviene olvidar que la luz en sí no supone un elemento decorativo, (dependiendo del diseño pueden serlo sus fuentes) pero sí que se transforma en un complemento perfecto para mejorar aún más la armonía visual y estética de un espacio interior.

Una forma de no arriesgarse demasiado y poder aportar versatilidad en función de la necesidad es la presencia de reguladores, conocidos como 'dimmer'. Permiten controlar la intensidad de las luces en una habitación, logrando implantar la atmósfera requerida en el momento adecuado.

Una de las mejores alternativas de cara al ahorro energético en la iluminación es el uso de LED. Su consumo es menor que el de cualquier otro sistema de iluminación convencional (supone hasta un 80% de ahorro) y contribuye a la sostenibilidad medioambiental, al no contener mercurios y no emitir radiaciones ultravioletas.

Además, el LED muestra un comportamiento caracterizado por un alto grado de eficacia. Mientras una bombilla convencional alcanza un ratio medio de duración de 2.000 horas, una de LED alcanza las 35.000 y no pierde luminiscencia con el paso del tiempo. Su facilidad de instalación también convence al usuario.