La Autovía del Ebro (A-68) ha iniciado su cuenta atrás. El primer tramo, los 14 kilómetros entre Figueruelas y Gallur, se abrirá finalmente al tráfico esta semana y la conclusión del trazado de la A-68 hasta el límite provincial, a la altura de Mallén, aún tendrá que esperar porque sus 14,37 kilómetros se adjudicaron más tarde. Si se cumplen las previsiones, a finales del próximo año se acabará con uno de los trazados viarios con mayor siniestralidad del país, el de la N-232.
Esto supondrá un un salto cualitativo tanto en seguridad como en comodidad en el viaje, dado que los conductores dispondrán de una vía de alta capacidad desde Zaragoza hasta Alfaro, pasando por Tudela, lo que implica unos 83 kilómetros sin tener que recurrir a la autopista AP-68 que discurre en paralelo.
Fin de la bonificación del peaje de la AP-68
El consejero de Vertebración del Territorio de Aragón, José Luis Soro, ya ha comunicado por escrito al Ministerio de Transportes su intención de dejar de bonificar el peaje de la autopista de Logroño (AP-68) a finales de mes, en coincidencia con la inauguración del tramo de la autovía entre Figueruelas y Gallur.
La medida afectará a todo el tramo aragonés de la AP-68, aunque tanto los turismos como los camiones que recurren a esta rebaja deben salir en el último peaje disponible en la provincia, a la altura de Gallur, por lo que no se verán perjudicados.
La partida estimada para este año se redujo en los presupuestos autonómicos a tan solo 900.000 euros por la puesta en servicio de la autovía construida en paralelo. De la misma forma, en septiembre se dejará de bonificar a los vehículos ligeros y camiones que utilizan el tramo aragonés de la la autopista de Barcelona, dado que la concesión expira el próximo 31 de agosto. En este caso, la partida reservada en función del tráfico previsto asciende a 1,4 millones.