Tudela

Expectación mediática y social por la visita de El Solitario

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El paso por Tudela de Jaime Jiménez Arbe, alias El Solitario, a quien se le acusa de la muerte en 2004 de dos guardia civiles en Castejón, se convirtió en un acontecimiento mediático sin precedentes en la capital ribera. Cientos de periodistas, cámaras y fotógrafos, llegados de todo el país, hicieron guardia durante toda la jornada del pasado día 17 frente a las puertas del Juzgado de Tudela, en la calle Pablo Sarasate, que fue cerrada al tráfico y acordonada desde primeras horas de la mañana. Junto a los profesionales de los medios, no faltaron curiosos que esperaron expectantes el rostro del delincuente más mediático y buscado de los últimos tiempos en España.

El traslado de Jaime Jiménez desde la cárcel de Zuera, en Zaragoza, hasta Tudela se llevó a cabo bajo unas fuertes medidas de seguridad que, coordinadas por la Policía Foral, contaron con cerca de un centenar de agentes de este cuerpo, Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Municipal.

“No hay derecho”

“Todo un circo”, según las opiniones de algunos de los presentes, y “excesivo dispositivo policial” para recibir a un Solitario que nada tuvo que ver con el delincuente desafiante al que se esperaba. Por contra, El Solitario que llegó a Tudela fue un Jaime Jiménez decaído y ausente, muy demacrado y bastante más delgado que fue increpado e insultado a su entrada y salida del Juzgado tudelano, si bien el presunto asesino sólo mostró indiferencia ante los agravios.

Dos de las tudelanas que más euforia mostraron ante El Solitario fueron Puri Rodero y Pilar Grima. “No es que tuviéramos pensado insultarle, ni gritar, pero al verle me ha subido una cosa por el estómago que no he podido evitarlo. No hay derecho. Sólo de pensar en lo que habrán sufrido esas dos familias...”. De la misma opinión se mostró el vecino de Carcastillo Ricardo Jiménez, que confesó haberse acercado a la ciudad para ver a un amigo y no quiso perderse la oportunidad de “verle la cara a este tiparraco”. Dijo haber sentido “curiosidad, odio y asco a la vez”.