Denominamos "ejercicio inteligente" al programa de ejercicio físico que se adapta a las características del participante, teniendo en cuenta su estado inicial de salud, estado de forma física y experiencia deportiva, para conseguir los objetivos que son de interés para el participante (control del peso, mejora de la forma física, recuperación de una lesión...) y que serán el motor y motivación durante todo el programa para evitar el abandono (principal causa de la no consecución de los objetivos propuestos).
Para ello, será necesario que el ejercicio sea "consciente", es decir, que en todo momento el participante sepa qué es lo que está haciendo, escuche las respuestas de su organismo al esfuerzo (respiración, frecuencia cardiaca, sudoración, percepción del esfuerzo), compruebe los progresos obtenidos (con indicadores como la velocidad, potencia, gasto calórico, kilos utilizados...) y sea crítico con su sesión de entrenamiento (tras esta declaración de intenciones, queda claro que no consideramos ejercicio consciente el pedalear encima de una bicicleta a la vez que se lee un libro).
Este proceso deberá ser eficiente además de efectivo, en la medida que no invertiremos más tiempo del necesario en cada sesión puesto que sabemos que la falta de tiempo es uno de los condicionantes de la mayoría de los participantes para decidirse en empezar un programa de ejercicio (en algunos casos, 30 minutos bien aprovechados pueden resultar más efectivos que 60 minutos en los que sólo ha pasado el tiempo).
Si logramos cumplir con los requisitos anteriores, sin lugar a dudas estaremos realizando un ejercicio seguro, previniendo la aparición de molestias y dolencias que puedan retrasar la consecución del objetivo propuesto o incluso pueda derivar en una lesión (la creencia de algunos de "cuanto más mejor", puede resultar cuanto menos arriesgada, por lo que habrá que buscar la carga óptima de ejercicio necesaria para cada participante y para cada sesión).
Por último, creemos que realizar "ejercicio inteligente" es saber disfrutar de lo que a ojos de otros puede parecer sufrir. Cierto es, que todo este proceso implica esfuerzo, constancia y disciplina, no nos engañemos, pero también es cierto que se puede hacer más ameno si la práctica de ejercicio se hace en compañía de un amigo/a, grupo, monitor o al ritmo de una música especialmente motivante, en unas instalaciones confortables que permitan una gran variedad de opciones de práctica de ejercicio (actividad acuática, gimnasio, al aire libre, clases colectivas, sesiones personalizadas...) y con un equipamiento moderno y de última generación.
Sin duda, el componente social y de relación en un espacio con personas que disfrutan realizando la misma actividad que uno mismo, ayuda a superar las excusas que el participante puede argumentar para no practicar ejercicio inteligente.
¡Anímate y consulta a un técnico especialista que te asesore sobre cuál es la práctica de ejercicio que más te conviene, en función de tus intereses, gustos y estado físico actual!
Centro Termolúdico de Cascante
