Tudela

Espíritu navideño

Queridos teleadictos míos: No se quejarán. Después de todo un año criticando sin parar la programación de todas las cadenas, ya ha llegado y ya está aquí. El espíritu benefactor de Iñaki Gabilondo impregna la atmósfera. Se nota que ha venido. Es la Navidad.

Por las mañanas, mientras ven cómo caen algunos tímidos copos de nieve a través de su ventana, no estaría de más que vigilaran que tal llevan la guerra de audiencias mis amigas Ana Rosa (Telecinco), Inés Ballester (La Primera) y la ínclita, pero nunca bien ponderada, María Teresa (Antena3).

Por ahora, las batallas por el público han sido ganadas, en su mayoría, por la Quintana. Debe ser que el tener gemelos y hacerse algunos retoques corporales hace que el respetable le respete a uno. Ballester es la eterna segundona. Está demostrado que a la gente le gusta desayunar con truculentos sucesos, con mucha sangre a poder ser, que así pasan mejor las magdalenas del desayuno. Pero la que peor lleva el asunto de las audiencias, siendo siempre la última con o sin ayuda de su agradable Terelu, es la Campos. Últimamente tiene peor genio (sí, créanme que es posible) y en su plató el espíritu navideño brilla por su ausencia. Igual es tiempo de que le canten un villancico a ver si se alegra. Igual es tiempo de que le canten ... las cuarenta.

Por las tardes, mientras deciden qué regalo comprar a su hijo pródigo (Macu, toma nota, quiero una maleta), pueden atiborrarse de mazapanes (que me consta que lo harán) a la vez que disfrutan de la actualidad del cotilleo con mis amigos Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde (Telecinco). Que “Aquí hay tomate” es un programa familiar no lo niega nadie. La de sagas y familias que desfilan por el espacio: Los Alba, los Pantoja, los Larrañaga, los Obregón, los Beckham, los novios de Marujita... Al ritmo que vamos, ¿quién no le asegura que en el próximo programa no saquen un vídeo suyo, de aquellas vacaciones de Navidad en Cuba que....?

Por si fuera poco, la hora de la merienda, les sugiero que vean a Boris y Ana (Cuatro). ¿Qué mejor que saborear una humeante taza de café caliente charlando con un amigo de esos que sólo aparecen, como el anuncio del turrón aquel, por Navidad? ¿Qué mejor que disfrutar de un buen té a la menta con un primo lejano a la hora en que Ana recibe, toda bien puesta, a su invitado en un sofá de último diseño? ¿Qué mejor que Boris y su simpar verborrea dulzona sudamericana para que se nos termine de atragantar el mazapanillo de Soto?

Ya por la noche, cuando las luces de la calle son los mudos testigos de estas fechas que tan pronto como llegan se van, es tiempo de reunirse en familia para cenar ese gambón de oferta y esa gula revenida. Si surge alguna pequeña disputa, sin duda motivada por el exceso de cava (no sé si con los tiempos que corren será catalán o belga) relájense viendo a la etérea Anne Igartiburu y su “Mira quien baila” (La Primera). La autoestima les subirá sin necesidad de burbujas. Sólo piensen que si Carmen Sevilla, en el citado espacio, puede bailar rock, no hay nada imposible. Si llegado el caso de tener cena importante (sea la de Nochevieja sea la de Reyes) y teniendo serias dudas de si ponerse un traje escotado rojo o una falda larga negra, aprendan de la inefable Mercedes Milá (Telecinco). Lo suyo si que es estilismo: una pinza verde en el moño, una cinta de raso violeta al cuello, una falda con tutú de bailarina... Nada ha pasado de moda. Si la duda fuera de maquillaje, mejor preguntarle a Inma, la expulsada de la casa. Sus verdes rodeando el ojo son un poema.Todo es posible en “Gran Hermano”. Por ello es experimento sociológico.